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Papá, ¿qué es el sexo?

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por Jordan Valentine

Iba manejando por la carretera con mi hijo mayor, bajo la luz de la luna de California, sin ninguna preocupación en el mundo. No hay nada mejor que esto, sólo un padre y su hijo. Entonces sucedió. En medio del apacible silencio, mi hijo me preguntó: «Papá, ¿qué es el sexo?». 

Hice lo que cualquier padre en su sano juicio haría. Entré en pánico, abrí la puerta de mi automóvil y salté fuera. Está bien, inventé la última parte, pero quizá usted también haya deseado poder escapar de forma rápida a las preguntas de sus hijos. Realmente, huir puede parecer la alternativa más adecuada que tener este tipo de conversación. La mayoría de la gente puede suponer que soy un adulto maduro, pero me siento incompetente hasta escribir palabras como «sexo» y «pornografía». Puede que incluso, usted se pregunte: «¿Por qué este bribón utiliza un lenguaje tan descabellado? Es simplemente un grosero». (Si es así, usted es una persona formal de los años 1600). 

La familia Valentine

Si nuestros hijos no aprenden sobre el sexo con nosotros, lo harán con el mundo. Lo aprenderán de sus amigos, de sus escuelas, de la cultura que les rodea, o de las pantallas cuando nadie les está mirando. La idea de hablar con sus hijos acerca del sexo puede hacerle sentir incómodo. Como pastor de jóvenes traté con padres que luchaban con esta conversación debido a sus errores sexuales del pasado. Algunos padres se sentían como hipócritas por enseñar a sus hijos a hacer algo que ellos mismos no hicieron. Así que, en lugar de eso, dejaban a sus hijos sin orientación en un mundo minado de mentiras acerca del sexo. Otros padres intentarían evitar que sus hijos cometieran los mismos errores que ellos, vistiéndolos con un cinturón de castidad de reglas. Estos hijos se avergonzarían o se enfadarían con sus padres y luego explorarían un mundo sexual accesible cuando sus padres no estuvieran mirando. Cualquiera de los dos escenarios lleva a los hijos a encontrar respuestas importantes en otra parte.  

Este creciente problema de comunicación lleva a la Generación Z a la pornografía. Para ellos es natural experimentar la vida a través de la pantalla. El promedio de la Generación Z pasa tanto tiempo en una pantalla como muchas personas en sus trabajos a tiempo completo. Según Barna*, más de 25% está frente a una pantalla más de 56 horas a la semana. A diferencia de las generaciones anteriores, no utilizan las redes sociales sólo para conservar a sus amigos; sino que buscan nuevas amistades y nuevas experiencias, no en persona, sino a través de las pantallas. Sin una dirección saludable, caen con gran facilidad en la lujuria del sexo digital. Esto puede llevar a la vergüenza y al miedo, y en última instancia, robará a nuestros hijos lo mejor de Dios para ellos.  

Si nuestros hijos no aprenden sobre el sexo con nosotros, lo harán con el mundo.

No soy un psicólogo profesional, soy sólo un padre que intenta mejorar cada día su labor. No obstante, voy a darle algunos consejos sobre cómo entablar conversaciones abiertas y sinceras sobre el sexo y la pornografía con sus hijos. Estas conversaciones ayudarán a sus hijos a tener una visión más sana del sexo y a protegerse de las mentiras de la pornografía. 

Sólo unas notas para repasar antes de empezar. En primer lugar, Dios nos hizo seres sexuales. Es parte de lo que somos, pero no es nuestra identidad principal. Dios hizo esto a propósito. (Sus hijos no son anormales si desean el sexo.) El diseño de Dios es perfecto. Él declaró que el sexo es bueno, lo que significa que cuando Dios lo diseñó y cuando lo ejecutamos de acuerdo con su diseño, es bueno. Adán y Eva no sintieron ninguna vergüenza en la forma en que Dios los creó y los unió. Segundo, Satanás es un mentiroso. Utilizó sus mentiras para engañar a Adán y Eva. Intentó engañar a Jesús y fracasó. Sus ataques hacia nosotros y hacia nuestros hijos saldrán de sus labios mentirosos. Él intentará engañarles acerca del sexo y la pornografía. Esto se puede ver en nuestra cultura. Aunque Dios nos hizo seres sexuales como parte de nuestra identidad, ahora la sexualidad es aparentemente sinónimo de nuestra identidad.  

A continuación, tres consejos que le ayudarán a entablar conversaciones francas sobre el sexo con tus hijos. 

  1. Sólo responda a lo que le pregunten.
    • Mis padres me dieron este gran consejo que tomaron prestado de uno de sus profesores. Simplifica las preguntas más difíciles de responder que nos hacen nuestros hijos. A veces, cuando nuestros hijos nos preguntan acerca del sexo, pensamos que tenemos que soltar todos nuestros conocimientos en sus cerebros infantiles. (Yo soy culpable de ello). En lugar de eso, basta con responder a la pregunta que nos hacen. Si hacen otra pregunta, contéstela. Deje que sean ellos quienes determinen cuánta información pueden manejar y no de por sentado que necesitan más de lo que preguntan. Se puede ser prudente, utilizando palabras adecuadas a la edad. (No queremos empujarles a entrar en temas maduros en los que aún no han pensado o escuchado). Tampoco queremos que vean estas conversaciones con nosotros como algo inapropiado o vergonzoso. Dentro de nuestra cultura actual, es más que probable que nuestros hijos estén expuestos a la pornografía. En tiempos pasados había que ir a una tienda sórdida para acceder a la pornografía; ahora está disponible en cualquier bolsillo. Si nuestros hijos se sienten libres de acudir a nosotros, podemos ayudarles a evitar el secreto y la vergüenza. 
  1. Consulte con ellos.
    • A veces es posible que no hagan preguntas. Es entonces cuando hay que ser proactivo y abrir la conversación. Puede que no estén preparados para hablar en ese momento. (Seamos realistas, los niños suelen preguntar cuando es más inoportuno, seguro que lo hacen a propósito). El hecho de que usted les pregunte les permite saber que tienen acceso abierto a cualquier información por la que sientan curiosidad. Les quitará el secretismo y el miedo que el enemigo puede utilizar contra ellos. 
  1. Destaque la bendición del diseño de Dios.
    • Cada conversación se convierte en una oportunidad para guiar a nuestros hijos hacia el inmenso amor y la bondad de Dios. Deuteronomio 6 nos da un gran recordatorio como padres para ser diligentes en enseñar a nuestros hijos a amar a Dios, y desde ese amor, seguir sus mandamientos. En un aspecto que puede dañar tanto a nuestro hijo, debemos ser diligentes en señalarles hacia Dios y a la felicidad que pueden experimentar a través de su diseño. Cada conversación que puede resultar incómoda y desagradable se convierte en una oportunidad para que sus hijos vean la belleza de cómo Dios hizo del sexo una parte especial de sus vidas. Este enfoque no sólo aumentará el deseo por hacer las cosas a la manera de Dios, sino que también incrementará el amor por Dios a medida que vean su fidelidad. Recuerde, no estamos enseñando a nuestros hijos que todos sus sueños locos se harán realidad cuando encuentren a su cónyuge. Eso establecería expectativas poco realistas que llevarían a la frustración. Lo que hacemos es decirles que la manera de Dios es siempre la mejor. Tanto en las épocas buenas como en las malas, el camino de Dios está lleno de paz. Eso es cierto en todas las esferas de la vida, ya sean las relaciones, las finanzas (un saludo a Dave Ramsey), la crianza de los hijos o el sexo.   

No hay una lista exhaustiva e infalible sobre cómo criar a un niño para que nunca vea pornografía, pero su voz constante puede guiarlos hacia la libertad. Es importante ser esa voz firme que señala la belleza y el gozo del diseño de Dios para el sexo, en un mundo que constantemente tergiversará y pervertirá el sexo mientras ellos vivan. 

*Gen Z: The Culture, Beliefs and Motivations Shaping the Next Generation (Gen Z: La cultura, las creencias y las motivaciones que conforman la próxima generación). El Grupo Barna y el Impact Institute 360. 22 de enero de 2018 

Sobre el autor

Josh Valentine está casado con una mujer increíble, Mia, que tolera todo su sarcasmo. Es padre de tres niños salvajes: John, Jedidiah y Thaddeus. Ha sido pastor de jóvenes durante más de diez años y ahora tiene el honor de ser el pastor principal de Journey Church de La Biblia Abierta en Antioch, California. 

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