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Invitados inesperados en Navidad

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Por Scott y Kathy Emerson  

Wcuenta con hermosos paisajes, amplios espacios abiertos y una gran posibilidad de que cierren las carreteras durante los meses de invierno. Debido a que hay pocos edificios o árboles que bloqueen los fuertes vientos y la nieve, los viajeros y conductores pueden encontrarse con carreteras casi intransitables y con una visibilidad limitada. 

Cuando Scott era pastor asociado en Sheridan, Wyoming, hace cuarenta y cuatro años, celebramos el nacimiento del Señor en un acogedor servicio de Nochebuena junto con el resto de nuestra congregación. La asistencia fue asombrosamente numerosa, teniendo en cuenta que estábamos en medio de una gran tormenta de nieve. Durante el servicio, dos desconocidos, entraron en la parte trasera de la iglesia, estaban congelados de frío y cubiertos de nieve. Ellos no habían planeado visitar nuestra iglesia, pero tal vez sí Dios lo hizo, tanto para ellos que para nosotros como iglesia. 

La Patrulla Estatal había cerrado la carretera interestatal que pasaba cerca de nuestra ciudad. Eso significaba que todas las vías de entrada estaban bloqueadas con barricadas. Los dos hombres habían salido de la carretera interestatal para llenar el tanque de gasolina y se les impidió volver a entrar en la carretera. Felizmente, pudieron encontrar el camino hacia nuestra iglesia, donde fueron recibidos con brazos abiertos. 

Uno de los visitantes había traído su guitarra en lugar de dejarla en el congelado vehículo. Era una vieja guitarrita de niño, casi un juguete. Pero vaya, sí que sabía tocarla mientras celebraban el servicio con nosotros. Después del servicio, estos visitantes nos contaron su situación. Una familia de la iglesia los recibió en su casa, les preparó una comida casera y les proporcionó camas calientes. Como era la víspera de Navidad, su llegada dio un nuevo significado a la difícil experiencia de María y José, quienes «no» encontraron un lugar en el mesón. 

Cuando nos despertamos en la mañana de Navidad, Dios le habló a Kathy. Ella había estado guardando una guitarra que algún día aprendería a tocar, pero que no estaba usando. El Señor le dijo que se la diera a nuestro nuevo amigo guitarrista. 

Nos dirigimos a la casa de la familia anfitriona, donde nos invitaron a cenar y a hacer entrega de nuestro regalo. El hombre estaba contentísimo de tener una guitarra de verdad. Como es hispano, nos regaló su versión de Feliz Navidad en inglés y en español. Mientras seguíamos disfrutando de la compañía de nuestros nuevos amigos, otro miembro de la iglesia apareció con llantas nuevas para reemplazar las gastadas del automóvil del otro hombre.  

Estábamos muy agradecidos de que se nos confiara el cuidado de estos dos visitantes de Navidad. Nuestra iglesia tuvo el honor de poder compartir nuestros hogares, nuestras vidas y el evangelio en esa tormenta navideña. En Hechos 20:35, el apóstol Pablo cita a Jesús diciendo: «Más bienaventurado es dar que recibir». Descubrimos que al cuidar de los demás, recibimos una alegría inesperada. 

El gozo de la Navidad no se manifiesta en los regalos que salimos a comprar para los demás, sino en la entrega de nosotros mismos de maneras que ni siquiera habíamos imaginado. Aquella Navidad, Dios nos dio una visión de lo que debió ser dar el regalo supremo de su Hijo a un mundo lleno de extraños que no lo merecían. 

Sobre el autor

Scott y Kathy Emerson son los pastores de La Iglesia de la Biblia Abierta Nueva Vida en Chippewa Falls, Wisconsin. En 1975 se conocieron y se casaron mientras Scott asistía a la Escuela de Teología Rockford en Rockford, Illinois. Kathy asistió y dirigió un grupo de entrenamiento de INSTE Global y fue parte de la primera clase que se graduó en Estados Unidos. En forma conjunta han pastoreado iglesias de la Biblia Abierta durante los últimos cuarenta y cinco años. 

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