A medida que nos acercarnos a otra temporada de elecciones, nos encontramos una vez más en un ambiente de tensión, división e incertidumbre entre la gente, incluyendo a los que están dentro de la Iglesia. Sin embargo, es en tiempos como éste cuando nosotros, como Iglesia, debemos brillar con intensidad. Frente a los debates, los anuncios y las noticias que pueden provocar ansiedad, tenemos la oportunidad divina de afianzar a la gente en la esperanza inmutable de Cristo.
El apóstol Pablo nos dice que «nuestra ciudadanía está en los cielos» (Fil. 3:20, RVR1960), y como seguidores de Cristo, nuestra lealtad suprema es a Dios y a Su reino. Aunque la política tiene su importancia e influencia, es alentador saber que nuestra esperanza no se basa en líderes o sistemas humanos, sino en el Señor que reina, sobre todo.
No hay duda de que, como seguidores de Cristo, debemos cumplir con nuestro deber cívico desde la perspectiva del Reino y con una cosmovisión bíblica. Votamos, oramos por nuestros líderes, procuramos el bienestar de nuestras comunidades (Jeremías 29:7) y nos relacionamos con los demás en amor. Y al hacer todo esto, nos aferramos a esta verdad: que la soberanía de Dios trasciende los resultados de las elecciones.
En tiempos que parecen inestables o frágiles, la Palabra de Dios nos dice que «recibimos un reino inconmovible» (Heb.12:28). Servimos a un «Reino Inconmovible». Los gobiernos cambian, los líderes van y vienen, y a pesar de todo, el reino de Dios permanece. Es inconmovible, eterno y está edificado sobre Su justicia y equidad. Ninguna elección puede alterar la realidad de la soberanía de Dios ni sacudir el fundamento de su autoridad. Es Su Iglesia la que tiene las llaves para abrir el cielo en la tierra y para llevar la luz a las tinieblas.
La realidad sobre la que nos apoyamos es la siguiente: Es Dios quien «controla el curso de los sucesos del mundo; él quita reyes y pone otros reyes» (Dan. 2:21, NTV), y «está el corazón del rey en la mano de Jehová» (Prov. 21:1, RVR1960).
A raíz de esta verdad, podemos hacer nuestras las palabras del Apóstol Pablo a los filipenses: «Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús» (Fil. 4:6-7). Según este pasaje, «si somos un pueblo de oración que camina en la fe, busca la sabiduría de Dios y es agradecido, ENTONCES tenemos la certeza de que experimentaremos una paz que va más allá de la comprensión natural». Este pasaje me recuerda, me consuela y me convence de esta verdad, y es un ancla para mi alma.
En diciembre, tras las elecciones de noviembre, celebraremos el nacimiento de Jesús. Qué momento tan perfecto para recordar que Jesús es Emmanuel: Dios con nosotros. Este nombre, dado a Jesús, es más que un título; es una promesa de que, pase lo que pase a nuestro alrededor, la presencia de Dios es constante e inmutable.
No importa si el resultado de las elecciones nos traiga alegría o decepción, sea que las medidas políticas se alineen o no con nuestras expectativas, o nos generen más preocupación, recuerde Emmanuel: Dios está con nosotros. Está presente en nuestras iglesias, en nuestras comunidades, en nuestras familias y en nuestras vidas. No está distante ni desconectado; Él está involucrado de forma personal y activa en la vida de su pueblo. Cualquiera que sea elegido y comoquiera que la gente responda: Dios sigue sentado en el trono, Su Reino es inconmovible y Sus planes son imparables. DIOS ESTÁ CON NOSOTROS.
Algunas medidas prácticas para tener en cuenta:
Oremos por nuestros líderes, sin importar quiénes sean: Pidamos para ellos sabiduría, discernimiento y un espíritu de humildad
Permanezcamos unidos al cuerpo de Cristo: Que un corazón de unidad, amor y el vínculo de la paz sea lo que los demás vean en nosotros.
Mantengamos una perspectiva eterna: Participemos en el proceso político, pero mantengamos los ojos fijos en Jesús, el autor y consumador de nuestra fe.
Vivamos conforme a lo que permanecerá: la fe, la esperanza y el amor.
Sobre el Autor
Michael Nortune
Michael Nortune es presidente de las Iglesias de la Biblia Abierta. Ha servido fielmente en la iglesia local durante treinta y cinco años. Desde sus comienzos como conserje y jardinero hasta ser pastor principal de Life Church en Concord, California. Michael ha tenido la oportunidad de adquirir experiencia en todas las funciones dentro de la iglesia a lo largo de su ministerio. No sólo tiene experiencia práctica a nivel local, sino que también ha liderado a nivel distrital, regional y nacional dentro de las Iglesias de la Biblia Abierta.