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El ministerio en el mercado
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Cuando falleció mi primer esposo, mi vida «cambió». Después de atravesar mi propio dolor, el Señor me permitió caminar junto a muchas otras personas que también estaban sufriendo. Las puertas siguieron abriéndose en esta área, y cuando surgió la oportunidad de servir con Marketplace Chaplains (Capellanes de Mercado), sentí la confirmación de Dios de que era allí donde Él me quería. Comencé como capellán poco después de presentar mi solicitud, y dos años más tarde me ofrecieron el puesto de director de Operaciones para un nuevo equipo formado en el sur de Florida.
El ministerio de Marketplace Chaplains (Capellanes de Mercado) se distingue de los demás por la forma en que se creó y el motivo principal de su existencia. Fue creado por un antiguo capellán militar, Lee Strickland, en 1984. Tras la experiencia de haber sido atendido por capellanes en el ejército, Lee deseaba ofrecer un servicio similar a su comunidad a través de este ministerio único. Los equipos de Marketplace Chaplains (Capellanes de Mercado) están formados por capellanes varones y mujeres que ayudan en la atención a los empleados de empresas de Estados Unidos y Canadá. Las relaciones dentro de estas empresas se establecen a través de visitas rutinarias de los capellanes que se ofrecen en forma semanal, bimensual o mensualmente. Estas visitas periódicas ayudan a los empleados a sentirse cómodos con los capellanes, de modo que, cuando se produce una crisis, es más probable que soliciten ayuda. Los capellanes están a disposición de los empleados 24 horas al día, 7 días a la semana, para ayudarles en casos de duelo, funerales, prevención del suicidio y crisis familiares.
Algunos años atrás, un líder de una de las empresas a las que presto mis servicios llamó asustado cuando una de sus empleadas sollozaba al descubrir que su marido, sano y de cuarenta años, había fallecido repentinamente mientras dormía. El líder me preguntó: «¿Qué hago?». Le había dado el pésame y había sufragado su vuelo de regreso a casa para iniciar los preparativos, pero a pesar de ello, confesó que una situación tan trágica le hacía sentir impotente y débil. Le recordé que cuando nos sentimos débiles, el Señor promete ser nuestra fortaleza. También le dije que, en tiempos de tragedia, a menudo no es lo que decimos lo que Dios usa, sino simplemente nuestra presencia. A medida que hablaba, me di cuenta de que todo el dolor por el que había atravesado me había ayudado a apoyar a este líder en esta tremenda prueba.
Existen retos a la hora de ser capellán cristiano en sitios donde se reconocen todas las creencias religiosas. Recuerdo un momento en particular, cuando estaba recibiendo capacitación en el hospital, en el que el director del programa insistió en que no se podía usar el nombre de Jesús para cerrar una oración sin el consentimiento del paciente. Luché con este concepto, incluso preguntándome si esta limitación era Dios diciéndome que no sirviera en este tipo de ministerio. Más tarde ese mismo día, estaba haciendo mis rondas en la planta que me habían asignado en la unidad de parálisis, que atiende a pacientes con lesiones que afectan a su capacidad para caminar. Entré en la habitación de un paciente varón, saludándole con un simple: «Hola, señor, ¿cómo está?». Con voz extremadamente alta y animada, el paciente respondió: «¡Ahí está!». Supuse que no era bienvenida, le respondí: «Lo siento, señor, no estoy segura si le entendí. ¿Quiere que vuelva en otro momento?». A lo que respondió: «¿Cómo puede irse ahora? Usted acaba de traer aquí al Espíritu Santo».
Estaba sorprendida; lo único que había dicho era un saludo. No había orado ni hablado de Dios. Este hombre ni siquiera había visto mi insignia de capellán cuando hizo esta declaración. En ese momento vi el poder de la presencia de Dios en mi vida. Pude ver que cuando apoyo y sirvo a pacientes o empleados en espacios seculares, Jesús va conmigo, mencione o no su nombre. Dios puede usarme y me usará en este papel de capellán, y estoy agradecida por la oportunidad de servirle en el mercado.
Para aquellos que sientan el llamado a servir como capellán o que simplemente quieran aprender más, Marketplace Chaplains (Capellanes de Mercado) a menudo busca hombres y mujeres que sientan el llamado de Dios a impactar su comunidad fuera de su iglesia. Visite este sitio web para buscar trabajo y aprender más sobre esta increíble manera de transformar vidas: www.mchapcares.com
Sobre la autora
Kwabea Francis
Kwabea Francis sirve como directora ejecutiva de operaciones con Marketplace Chaplains (Capellanes de Mercado) y es ministra ordenada de la Biblia Abierta. Su corazón es compartir el amor y el propósito de Dios con aquellos a quienes sirve como capellán, predicadora y maestra de la Palabra de Dios. Ella asiste a Living Word Open Bible Church en Cooper City, Florida. Kwabea obtuvo su Maestría en Divinidad en el Seminario Teológico de Asbury y es graduada de la Universidad de Florida. Ella y su esposo tienen cinco hijos y tres nietos.
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Papúa Nueva Guinea: Un testimonio de la fidelidad de Dios
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December 20, 2024En el mes de septiembre de 2024 el exmisionero Mark Brandt y yo nos encontramos en el aeropuerto de San Francisco para volar a Papúa Nueva Guinea. Viajamos allí para participar en la conmemoración del cincuentenario aniversario de las Iglesias de la Biblia Abierta y asistir a la Convención Nacional en la base misionera Ivingoi de la Biblia Abierta en las Tierras Altas Orientales.
Tras tres vuelos diferentes y algunos retrasos inesperados, Mark y yo llegamos al aeropuerto de Goroka (Papúa Nueva Guinea). El director de campo, Joshua Essy, y varios miembros de la Junta Nacional de las Iglesias de la Biblia Abierta estaban allí para recibirnos.
Subimos a tres vehículos diferentes e incluso contamos con un vehículo de escolta de la policía cuando comenzamos nuestro viaje de cuatro horas por la carretera montañosa que nos llevaría a la base misionera de Ivingoi. Cuando llegamos, la entrada principal estaba rodeada de cientos de personas de pie a ambos lados de la carretera para darnos la bienvenida. En realidad, uno no se considera digno de semejante recibimiento, pero nos sentimos muy honrados. Cuando Mark salió de su vehículo, la gente se agolpó para saludarle porque hacía veintitrés años que no había regresado a Papúa Nueva Guinea. Fue impresionante ver cuánto le amaban a él y a su familia.
La Convención Nacional y la celebración del cincuentenario aniversario comenzaron el lunes por la tarde y contaron con la asistencia de más de 2.000 personas, las que tuvieron que sentarse en el suelo alrededor de la plataforma porque no había un edificio lo suficientemente grande para acomodar a todos.
Al contemplar esta gran multitud del pueblo de Dios, pensé en el Salmo 89:1 que dice: «Oh Señor, por siempre cantaré la grandeza de tu gran amor; por todas las generaciones proclamará mi boca tu fidelidad.» (NVI). Dios es fiel para bendecir y mantener su obra. Ahora, hemos podido presenciar el fruto de esa fidelidad en las miles de vidas que han sido transformadas por el poder del Evangelio, en Papúa Nueva Guinea.
El martes celebraron una ceremonia especial para dar la bienvenida a todos los dignatarios del gobierno local, empresarios e invitados internacionales.
Al día siguiente visitamos la clínica de la misión de la Biblia Abierta, cuyo personal y ambulancias son financiados por el gobierno de Papúa Nueva Guinea. Hace varios años atrás, Misiones Globales envió fondos para construir una nueva maternidad. Hoy, la clínica atiende a más de 20.000 pacientes al año; es la única consulta médica en cientos de kilómetros y está rodeada por varios pueblos.
Actualmente tenemos treinta y siete Iglesias de la Biblia Abierta en Papúa Nueva Guinea, y se están iniciando cinco nuevos alcances. El crecimiento y la expansión de la obra de la Biblia Abierta allí es un tribute maravilloso a todos los misioneros, enfermeros, enfermeras y nacionales que han sacrificado tanto y han superado con creces el llamado al servicio del Señor. Ahora, con un fundamento tan sólido, el trabajo de las Iglesias de la Biblia Abierta en Papúa Nueva Guinea está preparado para experimentar un extraordinario crecimiento.
Fue un honor participar en la celebración del cincuentenario aniversario y en la Convención Nacional de Iglesias de la Biblia Abierta de Papúa Nueva Guinea. Además, fue un privilegio contar con la compañía del exmisionero Mark Brandt en este viaje. Felicito al presidente Joshua Essy por su liderazgo y el de toda la Junta Nacional. Sé que el trabajo de La Biblia Abierta seguirá creciendo y prosperando bajo su dirección y guía.
Sobre el autor
Vince McCarty
Vince McCarty sirve como director ejecutivo de Misiones Globales de las iglesias de la Biblia Abierta, supervisando la obra en cincuenta y cinco países del mundo. Agradece al gran equipo misionero y a todos los líderes nacionales con los que tiene la oportunidad de servir. Su desea es que recordemos que la Gran Comisión es demasiado grande para que alguien la cumpla solo y demasiado importante para no tratar de hacerla juntos.
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Cinco medidas para subsanar el déficit de mujeres en el liderazgo ministerial
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December 20, 2024By
Julie ColeLa Biblia Abierta tiene una herencia rica de mujeres líderes en el ministerio. Nuestra denominación nació en avivamiento y se formó por la unión de dos movimientos que surgieron de otras denominaciones fundadas y dirigidas por mujeres (Florence Crawford y Aimee Semple McPherson). La postura de la Biblia Abierta en cuanto al liderazgo de las mujeres en el ministerio lo celebra a todos los niveles. Sin embargo, a pesar de esta rica historia y la bendición actual para las mujeres en el liderazgo ministerial, todavía es raro encontrar mujeres en ciertos cargos ministeriales dentro de nuestras iglesias. Existen múltiples razones para esto, pero aquí hay cinco medidas a considerar al abordar este tema.
1. Analice sus propios prejuicios.
La mayoría de las veces, no se elige a mujeres para altos cargos de liderazgo porque «no se ha hecho antes». La tradición puede ser una fuerza poderosa, pero a veces impide que se produzcan cambios importantes. Pregúntese cómo se sentiría si una mujer fuera elegida como pastor principal de su iglesia. Lo más probable es que le resulte incómodo. Que sea incómodo no siempre significa que esté mal. Por lo general, significa simplemente que es diferente. Esta incomodidad es a menudo temporal, y la disposición a aceptarla puede crear nuevas oportunidades para que las mujeres lideren. Cuando se abra una posición de liderazgo ministerial, permítase considerar tanto a mujeres como a hombres como candidatos para el puesto.
2. Estudie lo que dicen las Escrituras sobre las mujeres que ejercen liderazgo.
El Antiguo y el Nuevo Testamentos están llenos de mujeres que desempeñaron funciones importantes de liderazgo a todos los niveles. Observe la influencia y el nivel de autoridad que se les concedió. Estudie los «pasajes problemáticos» de las Escrituras (por ejemplo, 1 Corintios 14:34 y 1 Timoteo 2:12), que parecen limitar la enseñanza y la palabra de las mujeres. Algunos eruditos y comentarios de renombre muestran cómo estos pasajes estaban destinados a abordar problemas específicos con los que la iglesia primitiva tuvo que lidiar, en lugar de convertirse en una regla general que limitara a las mujeres en el liderazgo. Si usted es un líder de la iglesia, comunique claramente la posición de su iglesia sobre las mujeres en el liderazgo ministerial. Con demasiada frecuencia este tema se ignora, manteniendo el statu quo.
3. Abogue por las mujeres que ejercen liderazgo.
Anime a las mujeres, jóvenes y mayores, que tienen el don de liderar. Oriéntelas. Contrátelas. Es una bendición cuando una mujer anima desinteresadamente a otra en la labor de su liderazgo; con demasiada frecuencia, existe la tentación de criticar duramente o estar celosa, lo que lleva a vacilar a la hora de asumir el liderazgo. Es muy significativo que un líder hombre aliente y deje espacio para que una mujer lidere. Es muy importante dar a las mujeres las mismas oportunidades que se darían a los hombres que están aprendiendo a dirigir. Resulta muy raro que a una mujer joven se le conceda tiempo en la plataforma u otras responsabilidades públicas, mientras que esas oportunidades se dan a los hombres que se están formando. Intente ser igualitario siempre que pueda. De lugar a la inexperiencia y dé repetidas oportunidades de aprender y crecer.
4. Predique acerca de mujeres que fueron fuertes líderes en la Biblia.
Las Escrituras están llenas de mujeres que ejercieron liderazgo como Miriam, Ana, Ester, Débora, María y Priscila. Destacar sus vidas muestra cómo los dones de liderazgo de Dios son dados tanto a hombres como a mujeres. Esto anima a las mujeres líderes y les ofrece modelos bíblicos.
5. Fomente una cultura de liderazgo compartido.
Muchas veces, la iglesia escucha la mayor parte del tiempo la voz de un solo pastor. Compartir regularmente el púlpito crea un espacio donde los líderes en formación pueden experimentar el ministerio público. Al permitir que prediquen tanto hombres como mujeres, la congregación se acostumbra al liderazgo masculino y femenino, creando un equipo de jugadores que puedan ser entrenados para ayudar en todos los niveles de liderazgo de la iglesia. De este modo se evita que la iglesia idolatre o drene a un solo líder y permite que se puedan compartir los dones de más personas.
La Iglesia, la Esposa de Cristo, es más eficaz cuando hombres y mujeres trabajan en el liderazgo hombro a hombro. Cuando se ignoran o se limitan las voces y los dones de liderazgo de las mujeres, se silencia a la mitad de la Iglesia. No obstante, cuando hombres y mujeres comparten de manera desinteresada el liderazgo y la influencia, el reino de Dios avanza poderosamente. Este compartir del liderazgo altruista refleja la naturaleza de Dios de manera más plena, creando un espacio donde el Espíritu Santo puede venir y moverse poderosamente.
Recursos adicionales:
- Manual de la Biblia Abierta – Declaraciones oficiales 7.6: El papel de la mujer en el ministerio y el liderazgo (p. 91-92)
- Webinar de la Biblia Abierta: Mujeres en el liderazgo ministerial: Respuesta al llamado de Dios. (Disponible solo en inglés)
- Un libro de ayuda sobre la teología bíblica de las mujeres en el liderazgo ministerial: God’s Women Then and Now por Deborah M. Gill y Barbara Cavaness. (Disponible solo en inglés)
About the Author
Julie Cole
Julie Cole es Directora Asociada de Formación Espiritual y del Cuidado del Alma en The King’s University en Southlake, Texas. Es licenciada en terapia matrimonial y familiar, directora espiritual y ministra ordenada. Julie desea inspirar a la gente a escuchar la voz de Dios y ver Su mano en las experiencias grandes y pequeñas de la vida. Julie y su esposo, David, viven en Fort Worth, Texas, y tienen cuatro hijos y ocho nietos con dos más en camino en 2025.
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Una carrera bien corrida: La vida y la fe de Ruth Ellen Bryan
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December 20, 2024Un rayo cayó sobre el granero y éste ardió en llamas. Zell, cuyo nombre completo es John Lazelle Musgrove, miró a su hija Ruth Ellen y le aseguró que todo iba a salir bien. «Dios cuidará de nosotros», dijo.
Ruth nació en una amplia granja del condado de Putnam, Missouri. Su infancia se vio interrumpida por la muerte de su madre cuando sólo tenía doce años, lo que hizo que su padre tuviera que criarla. Zell era un profesor muy respetado, un hombre gentil y amable con un seco sentido del humor. Ruth creció en un hogar donde su padre tenía devocionales diarios. Él le inculcó el amor por la Palabra de Dios, que produce confianza y fortaleza en el cuidado y la provisión de Dios. Isaías 30:15 dice: «En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza.» (RVR1960), y estas cualidades se reflejaron en el comportamiento y la perspectiva de Ruth a lo largo de su vida.
Después de graduarse de la escuela secundaria, Ruth trabajó como auxiliar de enfermería durante un par de años antes de asistir a Open Bible College (Seminario de la Biblia Abierta) en Des Moines, Iowa. Un verano durante sus estudios, Ruth tuvo la oportunidad de ir a Kentucky a dar clases de Biblia. Pero tenía un solo problema, no tenía los medios para viajar. Un compañero de clase, Don Bryan, también tuvo la oportunidad de ministrar en Kentucky… ¡y él tenía un automóvil! Una vez más, Ruth vio el cuidado de Dios por ella; Él proveyó un camino. Poco sabía que el viaje a Kentucky sería el comienzo de una relación que llevaría a un matrimonio que duraría setenta y un años.
Después de que Don y Ruth contrajeran matrimonio, pastorearon una iglesia en Grimes, Iowa, pero Ruth sintió el llamado al campo misionero, específicamente a la India. Don pensó que si se convertía en misionero querría ir a Sudamérica. Una vez más, Dios se ocupó de Ruth. Terminaron sirviendo trece años en la isla de Trinidad. La isla tenía una gran población de indios orientales y estaba a sólo diez millas de la costa de Venezuela, Sudamérica. En los primeros años en Trinidad, Ruth tocaba el piano y formaba parte de un ministerio de oración semanal llamado «Mountain Movers» (Movedores de Montañas), donde se oraba por los enfermos. Durante diez años dio clases semanales para los nuevos creyentes, destinadas a prepararlos para el bautismo en agua y para ser miembros de la Iglesia. También enseñó en la escuela bíblica.
La vida de Ruth siempre giró alrededor de Jesús y de su familia. Una de sus principales prioridades era cuidar de sus seis hijos (de los que yo soy una). Cinco de los seis nacimos en el campo misionero, y viajar era una parte importante de nuestras vidas. En una ocasión, de camino a Trinidad nuestro avión permaneció en Miami debido a la llegada de un huracán. Cuando nos registramos en el hotel, mamá nos reunió a su alrededor y nos aseguró que todo estaría bien. Esta es una de las muchas veces en que la fe de mamá quedó impresa en la vida de sus hijos.
Una vez, cuando nuestro padre estaba reparando un neumático pinchado a un lado de la carretera, mamá nos dijo que nos alejáramos lo más posible de la pista. En pocos minutos se produjo un gran accidente justo delante de nosotros, pero nadie resultó herido gracias a sus advertencias. Cuando llegamos a la edad adulta, mamá nos llamaba con frecuencia a uno de nosotros en el momento perfecto, para preguntar qué tal estábamos sin saber el desafío que ese día la vida nos había deparado. Papá la llamaba su «Sra. que sobrepasa a los rubíes», comparándola con la mujer de Proverbios 31: «Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada» (vers. 28, RVR1960).
Los Bryan regresaron a Estados Unidos en el año 1969 para participar en el ministerio del Eugene Bible College, ahora llamado New Hope Christian College. Al igual que su padre, Ruth fue una profesora muy querida y respetada. No sólo enseñaba en el Seminario Bíblico, sino que también hablaba en grupos de mujeres y en conferencias. Más tarde, enseñó una clase semanal de Biblia en la iglesia Calvary Open Bible en Springfield, Oregon. Ruth era conocida por compartir con sus estudiantes historias que mostraban el amor y el cuidado de Dios en su vida. Ellos todavía dan testimonio del impacto perdurable que sus enseñanzas tuvieron en sus propias vidas.
Durante toda su vida, Ruth amó correr y la emoción de participar en una buena carrera; corrió en la escuela secundaria y ganó a menudo. Al principio de su matrimonio, ella y su esposo Don estaban llevando un automóvil a un amigo cuando decidieron hacer una carrera (Ruth ganó). En otra ocasión, en el campo misionero, retó a las otras esposas de misioneros a una carrera a pie en la playa (volvió a ganar). Hace poco, cuando la visitaba, mamá me dijo: «Sabes, todavía puedo correr». En ese momento, mamá tenía noventa y tres años, pero seguía corriendo su carrera, viviendo como nos amonesta Hebreos 12:1-2: «Y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, el precursor y consumador de la fe». (NVI).
El jueves 21 de noviembre de 2024, Ruth corrió directamente a los brazos de Jesús, terminando por fin la carrera que tan bien había corrido. Su vida impactó a miles de personas al compartir el Evangelio, modeló fe y compasión y proporcionó cuidado a los necesitados.
Ciertamente ella sobrepasaba con creces a los rubíes, y sus hijos la llamaban bienaventurada.
Sobre la autora
Brenda R. Stewart
Brenda R. Stewart trabaja como asistente legal/paralegal en un bufete de abogados de Springfield, Oregón. Antes de su empleo actual, trabajó para la administración del Seguro Social durante treinta y un años, terminando su tiempo allí como Gerente Asistente de Distrito de la oficina del centro de Portland, Oregón. Brenda estuvo casada con John M. Stewart durante treinta y nueve años. Ha sido hija de misioneros, hija de predicador y esposa de pastor. Le gusta viajar, pintar con acuarelas, es una ávida lectora y es común encontrarla paseando por los parques locales. A medida que se adapta a la vida como reciente viuda, espera que aquel cuyo nombre es: «Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.» (Isaías 9:6, RVR1960), la guíe en este capítulo de su vida.