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Francia: Otro tipo de pobreza 

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Cuando la Junta de Misiones Globales anuncia sus planes de viaje para reunirse con nuestros pastores, misioneros o directores de campo, recibimos muy pocas objeciones cuando visitamos países como México, naciones de América Central o las islas del Caribe. Se espera que visitemos países de escasos recursos. Sin embargo, cuando hace poco anunciamos que íbamos a Francia, la gente se escandalizó. Los franceses son conocidos por su extravagancia, su riqueza y las exquisiteces. Son famosos por su increíble gastronomía, su ropa carísima y el mejor vino del mundo. Este país no está empobrecido como muchos otros a los que hemos ayudado. Pero Francia se enfrenta a otro tipo de pobreza muy concreta: la pobreza espiritual. 

La Junta de Misiones Globales en las calles de Dijon

En la década de los setenta, Francia experimentó un avivamiento que incrementó el número de cristianos del uno por ciento de la población a más de treinta y cinco por ciento. El Señor se estaba moviendo poderosamente, y la nación estaba cambiando. Las personas huían de sus ataduras y corrían hacia Cristo. En el transcurso de diez años el avivamiento fue silenciado debido a la persecución. y los cristianos huyeron a otros países en busca de su propia seguridad. Otra vez Francia se volvió una nación con un número de cristianos inferior al uno por ciento; se convirtieron en lo que podría llamarse un país espiritual del tercer mundo.  

Francia se enfrenta a otro tipo de pobreza muy concreta: la pobreza espiritual.

Pero en medio de todo esto, quedaba un remanente avivado. Había un grupo de creyentes, llenos del Espíritu Santo, que SABÍAN que Dios tenía un plan para la nación de Francia, para prosperar la nación con Su mensaje del evangelio completo. A pesar de enfrentarse a una nación en exceso secularizada e impía, el remanente seguía aferrado a la antigua esperanza de Jesucristo. 

El año 1989, el pastor Michel Marvane y su esposa Joelle se trasladaron a Dijon, Francia, para plantar una iglesia. Ellos confiaron en la Palabra del Señor y comenzaron a buscar Su rostro en favor de su ciudad y su nación. Pero Dios tenía planes de usar al pastor Michel para alcanzar al mundo. En 1996 el Señor lo envió a Madagascar, donde estableció una obra misionera para alcanzar a esa nación. Esa obra se expandió y él, junto con otros colaboradores en el ministerio, desarrollaron la Red de Antioquía, con sede en Dijon, Francia, donde sirve como presidente de la organización. Desde entonces, la Red de Antioquía ha plantado múltiples iglesias, escuelas e instituciones de enseñanza superior, y ha revitalizado iglesias ya existentes en Francia y en toda África. Cada iglesia tiene sus propios objetivos y visiones, pero comparten una misión sólida: ¡Expandir el reino de Dios! 

En la actualidad hay veintitrés iglesias de la Red de Antioquía en Francia. En el año 2010, el pastor Michel y su compañero de ministerio, el pastor Phillipe Montuire, se fijaron el objetivo de plantar cincuenta nuevas iglesias para el año 2037, ¡y han tenido un gran comienzo! Desde el año 2010, ocho iglesias han sido establecidas, cuatro se encuentran actualmente en las primeras etapas de la plantación, y diez iglesias desean unirse a la red. 

La junta de Misiones Globales pone sus manos en los líderes de la Red Antioch, Phillipe y Michel, para solidificar la asociación en el ministerio.

En Francia se está produciendo un lento crecimiento espiritual; por primera vez en un par de décadas, el porcentaje de cristianos evangélicos activos ha superado el uno por ciento de la población (más de 745.000 personas). Aunque nos alegramos de esa cifra, también sabemos que nos queda MUCHO trabajo por hacer. 

En marzo de 2024, la Junta de Misiones Globales tuvo el placer y el honor de viajar a Dijon, Francia, para reunirse con el liderazgo de la Red de Antioquía y los pastores de Le Tabernacle, la iglesia evangélica más grande de Francia. Tuvimos la oportunidad de escuchar el sentir de sus líderes y ver el fruto de su trabajo. Visitamos sus iglesias, predicamos en ellas y oramos con las personas.  

La Red de Antioquía… ha revitalizado iglesias ya existentes en Francia y en toda África.

Estamos muy complacidos de anunciar que la Red de Antioquía ha elegido estar bajo la cobertura de las Iglesias de la Biblia Abierta como embajadores de Misiones Globales. Vieron lo que Dios ha hecho históricamente en la Biblia Abierta y nos pidieron que nos asociáramos con ellos para expandir el reino de Dios en Francia, África, ¡y eventualmente en toda Europa!  

Debido a que creemos plenamente en esta misión, la Junta de Misiones Globales eligió la Red de Antioquía para ser el punto focal de nuestra ofrenda MVP Cosecha Global 2025. ¡Estamos pidiendo a las Iglesias de la Biblia Abierta en los EE. UU. que apoyen financieramente nuestro esfuerzo para expandir el reino de Dios en Francia! ¡Queremos recaudar $150.000 dólares para la Red de Antioquía en 2025 para ayudar a plantar cinco nuevas iglesias! 


Sobre el Autor

Mark Hornback

Mark Hornback ha servido desde junio de 2017 como pastor principal en la Primera Iglesia de la Biblia Abierta de Ottumwa. Forma parte de la Junta de Misiones Globales desde 2022 y ha participado activamente en los ministerios de MOVE desde 2020. Mark está casado con Jennifer, y tienen tres hijos: Alex, Lydia y Henry. 

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Una nueva creación para siempre: Cómo Dios me condujo de las raíces de refugiada a una vida de misión

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En 1975, la diáspora de los refugiados de Tai Dam a Des Moines, Iowa, impulsó una primera generación de estadounidenses de Tai Dam que se adaptaron a nuevas formas de vida, combinaron la lengua y la cultura y aprovecharon las numerosas oportunidades que ofrecía Estados Unidos. Yo formé parte de esa primera generación. A los tres años de que mis padres se establecieran en Iowa, nací y me convertí en la primera de mi familia en obtener una educación en los Estados Unidos y en asistir a una iglesia. Tuvimos la bendición de contar con patrocinadores cristianos que nos ayudaron en la transición de nuestra patria a Estados Unidos.   

Soukham (centro) con su familia, alrededor de mediados de la década de 1980

Nuestros patrocinadores nos llevaban todos los domingos a mí, a mi hermana y a varios de mis primos al servicio de la Primera Iglesia de la Biblia Abierta. Una de las muchas personas importantes en mi vida fue Naomi Young, quien me regaló mi primera Biblia. Gracias a la fidelidad de Naomi y de otras personas de la iglesia, cuando me hablaron de un hombre llamado Jesús que murió en la cruz por mí, sembraron en mi corazón semillas de fe. Sentí curiosidad, pero no entendí y en aquel momento no lo acepté en mi vida. La asistencia a la iglesia duró poco, pues dejé de ir cuando tenía ocho años. Las semillas que fueron plantadas en mí no pudieron crecer porque nunca fueron cultivadas en mi hogar con la Verdad. Mis padres y mi abuela creían y practicaban el animismo y el culto ancestral, que consiste en venerar y honrar a los muertos. La confusión se apoderó de mi mente, y cesó mi deseo de asistir a la iglesia. Aunque dejé de lado todo lo que me enseñaron en la escuela dominical, siempre guardé mi Biblia en un lugar especial debajo de la almohada porque había algo en mi corazón que no me permitía desecharla. 

Las semillas que fueron plantadas en mí no pudieron crecer porque nunca fueron cultivadas en mi hogar con la Verdad.

Cuando tenía veintidós años, mi primo me llevó a un templo budista para que me leyeran la suerte. Allí, sentados frente a mí, se encontraban tres monjes. Uno de ellos abrió su cuaderno, escribió en él y me leyó la historia de mi infancia, mi vida presente y mi vida futura hasta el momento en que cumpliera treinta años. Luego cerró su cuaderno y me dijo: «He terminado». Cuando le pregunté: «¿Por qué?», sólo me respondió: «Ya no puedo leerte más». La misma semana fui a un cartomántico y me leyó la suerte. De nuevo, leyó mi infancia, mi vida presente y hasta la edad en que cumpliría treinta años, y luego se detuvo. Le dije: «Es usted la segunda persona que no puede leerme más allá de los treinta; dígame: ¿moriré?». Recogió rápidamente sus cartas y se limitó a decir: «No puedo decírselo». 

Soukham (tercero desde la izquierda) y Naomi Young (segunda desde la izquierda) con mujeres de Kingdom City Church.

A lo largo de mi vida adulta, en mis veinte años, mantuve una relación malsana y abusiva, que me condujo a la adicción del alcohol. Cuando tenía veintiséis años, quedé embarazada y tuve a mi hija, Kaylee, el 31 de enero de 2005. Yo no lo sabía, pero Dios ya estaba trabajando en mi vida; Él me estaba moldeando y recordándome quién era Él a través de los momentos más oscuros de mi vida. Más o menos por esa época, me encontré con una amiga de la infancia que trabajaba como cajera en Hy-Vee; ella me decía: «Soukham, Dios es tan bueno». A pesar de que me resistía, sus palabras resonaban en mi corazón. Poco después, me encontré asistiendo a su funeral. El servicio religioso incluía adoración y alabanza. Estaba confusa, pero una parte de mí tenía el deseo de saber más sobre el Dios que decían que era tan bueno y cómo, a través de Él, no habría más dolor ni sufrimiento. Cuando salí del funeral, el Señor continuó revelándose a mí vida a través de encuentros divinos. En julio de 2008, acepté un empleo en Nationwide Insurance, donde me reencontré con una amiga de antaño de la escuela secundaria. Ella me invitó a una comida de Acción de Gracias en su iglesia, y poco después comenzó mi caminar con el Señor. 

Desde la niña Tai Dam que nació en Estados Unidos y conoció a Jesús en una iglesia de Iowa, hasta la mujer que ahora lleva la esperanza de Cristo al sureste de Asia, la mano de Dios ha estado en cada capítulo de mi historia.

Tenía treinta años cuando acepté a Jesucristo como mi Señor y Salvador. El versículo que permanecerá para siempre conmigo es 2 Corintios 5:17: «Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!» (NVI). 

Ahora entiendo por qué el monje budista y el cartomántico no pudieron leer mi vida más allá de los treinta años. A esa edad, me convertí en una nueva creación gracias a Jesucristo, ¡y el enemigo ya no tenía poder sobre mí! Jesús continuó bendiciéndonos a mí y a mi hija. En medio de mi dolor y de mis luchas, Dios trajo a un hombre a mi vida, mi esposo Othone (Pong), quien se convirtió en padre de Kaylee. Contrajimos matrimonio el 15 de septiembre de 2010. El Señor nos bendijo con dos hijos más, Isaac y Silas. En 2017, el Señor nos llamó a servir en Iowa en la iglesia Kingdom Life Church (ahora Kingdom City Church). 

NIN orando por una mujer en el sudeste asiático. Ella es la única creyente en su familia y una de los pocos creyentes en su pueblo.

En noviembre de 2021, el Señor puso en el corazón de Pong el sueño de crear una fundación benéfica para atender las necesidades de las comunidades vulnerables del sureste de Asia. La visión de la fundación estaría centrada en Cristo: formar y equipar a futuros discípulos, proporcionándoles recursos sostenibles y capacitándoles para avanzar más allá de su situación actual. Mediante la oración continua y la guía del Señor, la fundación nació en abril de 2023 y se nombró oficialmente «Naciones en Necesidad» (Nations in Need, NIN por sus siglas inglés). Hace poco, en 2023 y 2024, el Señor llevó a Pong, Kaylee, y tres de nuestros hermanos, Ap, Peng, y Bay, en viajes al sureste de Asia donde establecieron relaciones, sirvieron a las comunidades, ministraron a la gente, y proclamaron las Buenas Nuevas acerca de Jesucristo. Hoy en día, NIN se ha expandido a múltiples comunidades del sureste de Asia. Por medio del trabajo de un futuro centro en el sureste de Asia, expandiremos la misión de NIN e iremos a donde el Señor nos guíe. 

Durante toda mi vida Dios me ha guiado, incluso cuando yo no lo sabía. Desde la niña Tai Dam que nació en Estados Unidos y conoció a Jesús en una iglesia de Iowa, hasta la mujer que ahora lleva la esperanza de Cristo al sureste de Asia, la mano de Dios ha estado en cada capítulo de mi historia. Ya sea que el próximo capítulo sea en Estados Unidos, en el sureste de Asia o en cualquier otro lugar, como Su nueva creación para siempre, seguiré a Cristo. 


Sobre la autora

Soukham Khanthavixay

Soukham Khanthavixay y su esposo, Pong, son miembros activos de la iglesia Kingdom City Church de Des Moines, Iowa. Viven en Pleasant Hill (Iowa) con sus tres hijos y dos perros. Soukham es enfermera titulada, trabaja en un hospital local del condado y también para «Naciones en Necesidad» (Nations in Need, NIN por sus siglas inglés), el ministerio que fundó su esposo. Su familia y el equipo del ministerio trabajan juntos para ampliar la misión de NIN y difundir el Evangelio. Para saber más sobre «Naciones en Necesidad» (Nations in Need), síguelos en Facebook o Instagram: @nationsinneed. 

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En defensa de las mujeres en el ministerio

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A finales de 2024, mi familia celebró un gran acontecimiento: El cumpleaños de mi abuela política, Mardell LeLaCheur (conocida como «Mimi» por todos sus nietos y bisnietos), cumplía 90 años. Su fiesta, al igual que sus redes sociales, estaban llenas de personas que representaban su legado: Amigos del seminario bíblico, pastores de la Biblia Abierta con los que había trabajado y miembros de la iglesia a los que había servido durante décadas de su ministerio, amigos a los que se ha hecho cercana durante su jubilación y, por supuesto, los hijos, nietos y bisnietos que la aprecian. Ella, como tantas otras mujeres en el ministerio, ha vivido una vida enriquecedora, plenamente comprometida con su vocación de matriarca y de pastora. 

Ser una mujer llamada al liderazgo eclesial conlleva muchos desafíos, y en algunas etapas de mi vida he debatido y me he quejado contra estos retos. Hoy, al reflexionar sobre mi propia experiencia y la de mis hermanas y madres en el Cuerpo de Cristo, encuentro descanso en la gratitud. Como mujeres, podemos realizar muchas cosas, y muy buenas: Formamos discípulos tanto en el mundo como cuando criamos a nuestros hijos (biológicos y/o espirituales). Colaboramos con Dios cuando intercedemos, aconsejamos a los quebrantados de corazón, conducimos a la gente a Jesús y predicamos el Evangelio en nuestros hogares, nuestras iglesias y en todo el mundo. Y, si además ¿tenemos que luchar para caminar en la plenitud de nuestros llamados? Tal vez, eso sea incluso una bendición, ya que nuestra lucha hace que cada paso dado merezca ser celebrado, transformando nuestro camino en tierra santa. 

Ser una mujer llamada al liderazgo eclesial conlleva muchos desafíos, y en algunas etapas de mi vida he debatido y me he quejado contra estos retos.

La Biblia Abierta tiene una historia increíble de mujeres que han servido y liderado en nuestro movimiento, tanto en Estados Unidos como en el extranjero. Este respaldo a las mujeres en el ministerio refleja el que encontramos tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamentos, así como en los inicios del movimiento pentecostal. Vemos la evidencia del llamado de Dios en las vidas de mujeres santas como Mardell LeLaCheur y Ruth Bryan, en las que ministran en el mundo de los negocios como Kwabea Francis, y en aquellas que están expandiendo el Reino de Dios en el extranjero como Soukham Khanthavixay. Este número de El Mensaje de la Biblia Abierta incluye las historias de muchas de estas mujeres increíbles, así como recursos para abordar la falta de mujeres en el liderazgo ministerial aún presente en muchas de nuestras iglesias. 

Si le preguntan a Nora, mi hija de doce años, qué quiere ser cuando sea mayor, responderá de dos maneras. Dependiendo del día, te dirá que quiere ser pastora o astronauta (un amigo ha creado un nuevo término para su futura carrera: «Pastronauta»). Estoy muy agradecida de que Nora forme parte de una iglesia y un movimiento que la ayudarán a volar, en forma independiente de la carrera que elija. Como dice la declaración oficial en el manual de la Biblia Abierta sobre las mujeres en el ministerio y el liderazgo: «Hemos sido bendecidos por el ministerio y el liderazgo de las mujeres, y estamos comprometidos a honrar y luchar por estas mujeres» (p. 92). Continuemos defendiendo y abriendo puertas a mujeres y hombres por igual mientras trabajamos hombro a hombro para llevar a Jesús al mundo.  


Sobre la autora

Hannah Bemis

Hannah Bemis en la actualidad trabaja como editora y directora de El Mensaje de la Biblia Abierta. Siempre quiso hacer muchísimas cosas cuando fuera mayor, y Dios le ha permitido realizar la mayoría de ellas en diferentes etapas de su vida. Después de dedicarse a la crianza de los hijos, la enseñanza, la escritura y el trabajo pastoral, la aventura más reciente de Hannah y de su esposo Jordan ha sido la plantación de la iglesia College Street Church en Newberg, Oregón. Su pasión, además de Jesús y de todos sus seres queridos, la dedica en forma proporcional a la pizza y al chocolate negro. 

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Una carrera bien corrida: La vida y la fe de Ruth Ellen Bryan

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Un rayo cayó sobre el granero y éste ardió en llamas. Zell, cuyo nombre completo es John Lazelle Musgrove, miró a su hija Ruth Ellen y le aseguró que todo iba a salir bien. «Dios cuidará de nosotros», dijo. 

Ruth nació en una amplia granja del condado de Putnam, Missouri. Su infancia se vio interrumpida por la muerte de su madre cuando sólo tenía doce años, lo que hizo que su padre tuviera que criarla. Zell era un profesor muy respetado, un hombre gentil y amable con un seco sentido del humor. Ruth creció en un hogar donde su padre tenía devocionales diarios. Él le inculcó el amor por la Palabra de Dios, que produce confianza y fortaleza en el cuidado y la provisión de Dios. Isaías 30:15 dice: «En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza.» (RVR1960), y estas cualidades se reflejaron en el comportamiento y la perspectiva de Ruth a lo largo de su vida. 

Ruth con su uniforme de baloncesto de la escuela secundaria sosteniendo el balón del campeonato de ese año.

Después de graduarse de la escuela secundaria, Ruth trabajó como auxiliar de enfermería durante un par de años antes de asistir a Open Bible College (Seminario de la Biblia Abierta) en Des Moines, Iowa. Un verano durante sus estudios, Ruth tuvo la oportunidad de ir a Kentucky a dar clases de Biblia. Pero tenía un solo problema, no tenía los medios para viajar. Un compañero de clase, Don Bryan, también tuvo la oportunidad de ministrar en Kentucky… ¡y él tenía un automóvil! Una vez más, Ruth vio el cuidado de Dios por ella; Él proveyó un camino. Poco sabía que el viaje a Kentucky sería el comienzo de una relación que llevaría a un matrimonio que duraría setenta y un años. 

Ruth el día de su boda.

Después de que Don y Ruth contrajeran matrimonio, pastorearon una iglesia en Grimes, Iowa, pero Ruth sintió el llamado al campo misionero, específicamente a la India. Don pensó que si se convertía en misionero querría ir a Sudamérica. Una vez más, Dios se ocupó de Ruth. Terminaron sirviendo trece años en la isla de Trinidad. La isla tenía una gran población de indios orientales y estaba a sólo diez millas de la costa de Venezuela, Sudamérica. En los primeros años en Trinidad, Ruth tocaba el piano y formaba parte de un ministerio de oración semanal llamado «Mountain Movers» (Movedores de Montañas), donde se oraba por los enfermos. Durante diez años dio clases semanales para los nuevos creyentes, destinadas a prepararlos para el bautismo en agua y para ser miembros de la Iglesia. También enseñó en la escuela bíblica. 

Isaías 30:15 dice: «En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza.» (RVR1960), y estas cualidades se reflejaron en el comportamiento y la perspectiva de Ruth a lo largo de su vida.

(De izquierda a derecha) Brenda, Ruth sosteniendo al bebé Daniel y Donnie

La vida de Ruth siempre giró alrededor de Jesús y de su familia. Una de sus principales prioridades era cuidar de sus seis hijos (de los que yo soy una). Cinco de los seis nacimos en el campo misionero, y viajar era una parte importante de nuestras vidas. En una ocasión, de camino a Trinidad nuestro avión permaneció en Miami debido a la llegada de un huracán. Cuando nos registramos en el hotel, mamá nos reunió a su alrededor y nos aseguró que todo estaría bien. Esta es una de las muchas veces en que la fe de mamá quedó impresa en la vida de sus hijos. 

Una vez, cuando nuestro padre estaba reparando un neumático pinchado a un lado de la carretera, mamá nos dijo que nos alejáramos lo más posible de la pista. En pocos minutos se produjo un gran accidente justo delante de nosotros, pero nadie resultó herido gracias a sus advertencias. Cuando llegamos a la edad adulta, mamá nos llamaba con frecuencia a uno de nosotros en el momento perfecto, para preguntar qué tal estábamos sin saber el desafío que ese día la vida nos había deparado. Papá la llamaba su «Sra. que sobrepasa a los rubíes», comparándola con la mujer de Proverbios 31: «Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada» (vers. 28, RVR1960). 

El jueves 21 de noviembre de 2024, Ruth corrió directamente a los brazos de Jesús, terminando por fin la carrera que tan bien había corrido.

Los Bryan regresaron a Estados Unidos en el año 1969 para participar en el ministerio del Eugene Bible College, ahora llamado New Hope Christian College. Al igual que su padre, Ruth fue una profesora muy querida y respetada. No sólo enseñaba en el Seminario Bíblico, sino que también hablaba en grupos de mujeres y en conferencias. Más tarde, enseñó una clase semanal de Biblia en la iglesia Calvary Open Bible en Springfield, Oregon. Ruth era conocida por compartir con sus estudiantes historias que mostraban el amor y el cuidado de Dios en su vida. Ellos todavía dan testimonio del impacto perdurable que sus enseñanzas tuvieron en sus propias vidas. 

Ruth y su marido Don

Durante toda su vida, Ruth amó correr y la emoción de participar en una buena carrera; corrió en la escuela secundaria y ganó a menudo. Al principio de su matrimonio, ella y su esposo Don estaban llevando un automóvil a un amigo cuando decidieron hacer una carrera (Ruth ganó). En otra ocasión, en el campo misionero, retó a las otras esposas de misioneros a una carrera a pie en la playa (volvió a ganar). Hace poco, cuando la visitaba, mamá me dijo: «Sabes, todavía puedo correr». En ese momento, mamá tenía noventa y tres años, pero seguía corriendo su carrera, viviendo como nos amonesta Hebreos 12:1-2: «Y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, el precursor y consumador de la fe». (NVI). 

El jueves 21 de noviembre de 2024, Ruth corrió directamente a los brazos de Jesús, terminando por fin la carrera que tan bien había corrido. Su vida impactó a miles de personas al compartir el Evangelio, modeló fe y compasión y proporcionó cuidado a los necesitados. 

Ciertamente ella sobrepasaba con creces a los rubíes, y sus hijos la llamaban bienaventurada. 


Sobre la autora

Brenda R. Stewart

Brenda R. Stewart trabaja como asistente legal/paralegal en un bufete de abogados de Springfield, Oregón. Antes de su empleo actual, trabajó para la administración del Seguro Social durante treinta y un años, terminando su tiempo allí como Gerente Asistente de Distrito de la oficina del centro de Portland, Oregón. Brenda estuvo casada con John M. Stewart durante treinta y nueve años. Ha sido hija de misioneros, hija de predicador y esposa de pastor. Le gusta viajar, pintar con acuarelas, es una ávida lectora y es común encontrarla paseando por los parques locales. A medida que se adapta a la vida como reciente viuda, espera que aquel cuyo nombre es: «Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.» (Isaías 9:6, RVR1960), la guíe en este capítulo de su vida. 

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