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Renovación Espiritual: La ruta hacia el despertar espiritual

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Mi esposa Lois y yo hemos estado trabajando en el ministerio durante cuarenta y un años, ¡y hemos visto a Dios hacer tantas cosas asombrosas! Nuestras vidas han cambiado al ser testigos de grandes avivamientos tanto en España como en Argentina y al ver a Dios moverse en países alrededor de todo el mundo. Durante los últimos diecisiete años en los que he servido como director de Misiones Globales, vimos cómo el Señor ha llamado a muchas personas nuevas al campo misionero, iniciamos nuevos ministerios y comenzamos obras totalmente nuevas en varios países. 

Sin embargo, a pesar de lo hermoso de estas experiencias, servir tantos años sin tomar un descanso comenzó a afectarme. Al leer Mateo 11:28 (NVI), «Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados; yo les daré descanso», pensaba: «Bueno, yo no me siento muy descansado; me siento cansado». 

Nuestro Creador sabe la necesidad que tienen nuestras almas de descansar; de tomar tiempo para apartarse y desconectarse. Dios creó el Shabat (descanso), y el ser humano fue diseñado para tener tiempos sabáticos en los que permitimos a nuestras mentes, cuerpos y almas hacer una pausa y respirar. 

Dentro del ministerio de Misiones Globales, necesitaba tomar varias decisiones difíciles y enfrentarme a retos intensos, pero no había permitido que mi mente, mi cuerpo y mi alma lo asimilaran. Cuando trabajamos para el Señor, ya sea como pastor o en otros puestos de liderazgo, sentimos la imperiosa necesidad de seguir adelante como sea. A menudo, en una cultura en la que el estar ocupado es una obsesión y el estar quieto se considera ser apático, el descanso suele asociarse con la pereza. 

El ser humano fue diseñado para tener tiempos sabáticos en los que permitimos a nuestras mentes, cuerpos y almas hacer una pausa y respirar.

Sin embargo, sin el descanso podemos privarnos de la presencia de Dios. Él nos invita a descansar para que podamos llegar a conocerle en una manera más profunda. Como dice Mark Buchanan en su libro The Rest of God (El descanso de Dios), «El Shabat es a la vez un día y una actitud para nutrir esa quietud. Es tanto un tiempo en el calendario como una disposición del corazón». 

En el mes de mayo de este año, la junta de Misiones Globales me permitió tomar cinco semanas sabáticas. Durante la primera semana tuve que adaptarme, pero a medida que pasaban los días, sentí que mi hambre por Dios regresaba. Pasé mucho tiempo leyendo la Palabra y orando (lo que implicaba más escuchar que hablar). Cuando finalmente procesé el período tan difícil que había atravesado, sentí que me invadía una nueva paz. Recuperé la concentración y la pasión por el ministerio y recordé lo que ya sabía: «Dios siempre tiene el control de todo».  

Hoy en día en la Iglesia anhelamos un avivamiento, deseamos un despertar espiritual. Pero para tener un despertar espiritual, necesitamos primero obtener el descanso y la renovación espiritual, que comienza por tomar una pausa (un sabático). Porque lo cierto es que el trabajo nunca se acaba (o nunca se realiza a nuestra satisfacción). Siempre habrá más trabajo del que podamos terminar. Cuando descansamos en Dios, somos capaces de hallar aquello que nos faltaba del Señor, y eso es un regalo. 

En abril de 2024, cuando estuve en Trinidad con motivo del Setenta Aniversario de las Iglesias de la Biblia Abierta, asistimos a varios servicios. En cada ocasión, cuando se hacía una invitación para pasar al altar después de la predicación de la Palabra de Dios, la gente se aglomeraba en el frente. Fue tan refrescante ver tal despertar espiritual, ver a la gente tan hambrienta de más de Dios. Sin embargo, este tiempo de avivamiento en Trinidad comenzó después de meses de oración intercesora, con personas que tomaban tiempo para hacer una pausa, buscar el rostro de Dios y escuchar Su voz. 

¡Dios siempre está hablando, pero nosotros no siempre escuchamos! Fallamos en ser intencionales, olvidándonos de hacer una pausa y conectarnos con Él, omitiendo Su invitación a entrar con valor ante Su trono y recibir lo que necesitamos. Fallamos en escuchar, y nos perdemos Sus palabras que a veces traspasan el corazón, pero que siempre sanan.  

El tiempo sabático es más que unas vacaciones; es una disposición del corazón que mantiene nuestra vida enfocada en la dirección correcta.

El Salmo 42:1-2 dice: «Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?».  Si deseamos que Dios nos llene, debemos detenernos y tomar el tiempo para beber de Su agua viva, al igual que el ciervo. 

Ahora, mientras me esfuerzo por incorporar el tiempo sabático a mi vida cotidiana, trato de dejar el trabajo en la oficina y no traerlo a casa. Sé lo difícil que puede ser esto para los que servimos en el ministerio, pero lo cierto es que no todo es urgente.  No tengo que contestar el correo electrónico que llegó a las 6:00 p.m. A veces dejo el ordenador portátil en el trabajo o en el vehículo (que está en el garaje), para no caer en la tentación de responder a ningún correo después de salir del trabajo. Los fines de semana pertenecen a mi familia, e intento que esos días sean sagrados, y pasar tiempo en presencia de mi familia y de Dios. 

El descanso espiritual comienza cuando aquietamos nuestra mente y permitimos que Dios nos hable. El tiempo sabático es más que unas vacaciones; es una disposición del corazón que mantiene nuestra vida enfocada en la dirección correcta. Cuando nuestro espíritu se reconectan con el Espíritu Santo, recibimos sanidad y renovación en cada área de nuestras vidas, lo que crea espacio para el despertar espiritual que todos anhelamos. 

Sobre el autor

Vince McCarty

Vince McCarty sirve como director ejecutivo de Misiones Globales de las iglesias de la Biblia Abierta, supervisando la obra en 55 países del mundo. Agradece al gran equipo misionero y a todos los líderes nacionales con los que tiene la oportunidad de servir. Su desea es que recordemos que la Gran Comisión es demasiado grande para que alguien la cumpla solo y demasiado importante para no tratar de hacerla juntos. 

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Una nueva creación para siempre: Cómo Dios me condujo de las raíces de refugiada a una vida de misión

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En 1975, la diáspora de los refugiados de Tai Dam a Des Moines, Iowa, impulsó una primera generación de estadounidenses de Tai Dam que se adaptaron a nuevas formas de vida, combinaron la lengua y la cultura y aprovecharon las numerosas oportunidades que ofrecía Estados Unidos. Yo formé parte de esa primera generación. A los tres años de que mis padres se establecieran en Iowa, nací y me convertí en la primera de mi familia en obtener una educación en los Estados Unidos y en asistir a una iglesia. Tuvimos la bendición de contar con patrocinadores cristianos que nos ayudaron en la transición de nuestra patria a Estados Unidos.   

Soukham (centro) con su familia, alrededor de mediados de la década de 1980

Nuestros patrocinadores nos llevaban todos los domingos a mí, a mi hermana y a varios de mis primos al servicio de la Primera Iglesia de la Biblia Abierta. Una de las muchas personas importantes en mi vida fue Naomi Young, quien me regaló mi primera Biblia. Gracias a la fidelidad de Naomi y de otras personas de la iglesia, cuando me hablaron de un hombre llamado Jesús que murió en la cruz por mí, sembraron en mi corazón semillas de fe. Sentí curiosidad, pero no entendí y en aquel momento no lo acepté en mi vida. La asistencia a la iglesia duró poco, pues dejé de ir cuando tenía ocho años. Las semillas que fueron plantadas en mí no pudieron crecer porque nunca fueron cultivadas en mi hogar con la Verdad. Mis padres y mi abuela creían y practicaban el animismo y el culto ancestral, que consiste en venerar y honrar a los muertos. La confusión se apoderó de mi mente, y cesó mi deseo de asistir a la iglesia. Aunque dejé de lado todo lo que me enseñaron en la escuela dominical, siempre guardé mi Biblia en un lugar especial debajo de la almohada porque había algo en mi corazón que no me permitía desecharla. 

Las semillas que fueron plantadas en mí no pudieron crecer porque nunca fueron cultivadas en mi hogar con la Verdad.

Cuando tenía veintidós años, mi primo me llevó a un templo budista para que me leyeran la suerte. Allí, sentados frente a mí, se encontraban tres monjes. Uno de ellos abrió su cuaderno, escribió en él y me leyó la historia de mi infancia, mi vida presente y mi vida futura hasta el momento en que cumpliera treinta años. Luego cerró su cuaderno y me dijo: «He terminado». Cuando le pregunté: «¿Por qué?», sólo me respondió: «Ya no puedo leerte más». La misma semana fui a un cartomántico y me leyó la suerte. De nuevo, leyó mi infancia, mi vida presente y hasta la edad en que cumpliría treinta años, y luego se detuvo. Le dije: «Es usted la segunda persona que no puede leerme más allá de los treinta; dígame: ¿moriré?». Recogió rápidamente sus cartas y se limitó a decir: «No puedo decírselo». 

Soukham (tercero desde la izquierda) y Naomi Young (segunda desde la izquierda) con mujeres de Kingdom City Church.

A lo largo de mi vida adulta, en mis veinte años, mantuve una relación malsana y abusiva, que me condujo a la adicción del alcohol. Cuando tenía veintiséis años, quedé embarazada y tuve a mi hija, Kaylee, el 31 de enero de 2005. Yo no lo sabía, pero Dios ya estaba trabajando en mi vida; Él me estaba moldeando y recordándome quién era Él a través de los momentos más oscuros de mi vida. Más o menos por esa época, me encontré con una amiga de la infancia que trabajaba como cajera en Hy-Vee; ella me decía: «Soukham, Dios es tan bueno». A pesar de que me resistía, sus palabras resonaban en mi corazón. Poco después, me encontré asistiendo a su funeral. El servicio religioso incluía adoración y alabanza. Estaba confusa, pero una parte de mí tenía el deseo de saber más sobre el Dios que decían que era tan bueno y cómo, a través de Él, no habría más dolor ni sufrimiento. Cuando salí del funeral, el Señor continuó revelándose a mí vida a través de encuentros divinos. En julio de 2008, acepté un empleo en Nationwide Insurance, donde me reencontré con una amiga de antaño de la escuela secundaria. Ella me invitó a una comida de Acción de Gracias en su iglesia, y poco después comenzó mi caminar con el Señor. 

Desde la niña Tai Dam que nació en Estados Unidos y conoció a Jesús en una iglesia de Iowa, hasta la mujer que ahora lleva la esperanza de Cristo al sureste de Asia, la mano de Dios ha estado en cada capítulo de mi historia.

Tenía treinta años cuando acepté a Jesucristo como mi Señor y Salvador. El versículo que permanecerá para siempre conmigo es 2 Corintios 5:17: «Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!» (NVI). 

Ahora entiendo por qué el monje budista y el cartomántico no pudieron leer mi vida más allá de los treinta años. A esa edad, me convertí en una nueva creación gracias a Jesucristo, ¡y el enemigo ya no tenía poder sobre mí! Jesús continuó bendiciéndonos a mí y a mi hija. En medio de mi dolor y de mis luchas, Dios trajo a un hombre a mi vida, mi esposo Othone (Pong), quien se convirtió en padre de Kaylee. Contrajimos matrimonio el 15 de septiembre de 2010. El Señor nos bendijo con dos hijos más, Isaac y Silas. En 2017, el Señor nos llamó a servir en Iowa en la iglesia Kingdom Life Church (ahora Kingdom City Church). 

NIN orando por una mujer en el sudeste asiático. Ella es la única creyente en su familia y una de los pocos creyentes en su pueblo.

En noviembre de 2021, el Señor puso en el corazón de Pong el sueño de crear una fundación benéfica para atender las necesidades de las comunidades vulnerables del sureste de Asia. La visión de la fundación estaría centrada en Cristo: formar y equipar a futuros discípulos, proporcionándoles recursos sostenibles y capacitándoles para avanzar más allá de su situación actual. Mediante la oración continua y la guía del Señor, la fundación nació en abril de 2023 y se nombró oficialmente «Naciones en Necesidad» (Nations in Need, NIN por sus siglas inglés). Hace poco, en 2023 y 2024, el Señor llevó a Pong, Kaylee, y tres de nuestros hermanos, Ap, Peng, y Bay, en viajes al sureste de Asia donde establecieron relaciones, sirvieron a las comunidades, ministraron a la gente, y proclamaron las Buenas Nuevas acerca de Jesucristo. Hoy en día, NIN se ha expandido a múltiples comunidades del sureste de Asia. Por medio del trabajo de un futuro centro en el sureste de Asia, expandiremos la misión de NIN e iremos a donde el Señor nos guíe. 

Durante toda mi vida Dios me ha guiado, incluso cuando yo no lo sabía. Desde la niña Tai Dam que nació en Estados Unidos y conoció a Jesús en una iglesia de Iowa, hasta la mujer que ahora lleva la esperanza de Cristo al sureste de Asia, la mano de Dios ha estado en cada capítulo de mi historia. Ya sea que el próximo capítulo sea en Estados Unidos, en el sureste de Asia o en cualquier otro lugar, como Su nueva creación para siempre, seguiré a Cristo. 


Sobre la autora

Soukham Khanthavixay

Soukham Khanthavixay y su esposo, Pong, son miembros activos de la iglesia Kingdom City Church de Des Moines, Iowa. Viven en Pleasant Hill (Iowa) con sus tres hijos y dos perros. Soukham es enfermera titulada, trabaja en un hospital local del condado y también para «Naciones en Necesidad» (Nations in Need, NIN por sus siglas inglés), el ministerio que fundó su esposo. Su familia y el equipo del ministerio trabajan juntos para ampliar la misión de NIN y difundir el Evangelio. Para saber más sobre «Naciones en Necesidad» (Nations in Need), síguelos en Facebook o Instagram: @nationsinneed. 

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En defensa de las mujeres en el ministerio

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A finales de 2024, mi familia celebró un gran acontecimiento: El cumpleaños de mi abuela política, Mardell LeLaCheur (conocida como «Mimi» por todos sus nietos y bisnietos), cumplía 90 años. Su fiesta, al igual que sus redes sociales, estaban llenas de personas que representaban su legado: Amigos del seminario bíblico, pastores de la Biblia Abierta con los que había trabajado y miembros de la iglesia a los que había servido durante décadas de su ministerio, amigos a los que se ha hecho cercana durante su jubilación y, por supuesto, los hijos, nietos y bisnietos que la aprecian. Ella, como tantas otras mujeres en el ministerio, ha vivido una vida enriquecedora, plenamente comprometida con su vocación de matriarca y de pastora. 

Ser una mujer llamada al liderazgo eclesial conlleva muchos desafíos, y en algunas etapas de mi vida he debatido y me he quejado contra estos retos. Hoy, al reflexionar sobre mi propia experiencia y la de mis hermanas y madres en el Cuerpo de Cristo, encuentro descanso en la gratitud. Como mujeres, podemos realizar muchas cosas, y muy buenas: Formamos discípulos tanto en el mundo como cuando criamos a nuestros hijos (biológicos y/o espirituales). Colaboramos con Dios cuando intercedemos, aconsejamos a los quebrantados de corazón, conducimos a la gente a Jesús y predicamos el Evangelio en nuestros hogares, nuestras iglesias y en todo el mundo. Y, si además ¿tenemos que luchar para caminar en la plenitud de nuestros llamados? Tal vez, eso sea incluso una bendición, ya que nuestra lucha hace que cada paso dado merezca ser celebrado, transformando nuestro camino en tierra santa. 

Ser una mujer llamada al liderazgo eclesial conlleva muchos desafíos, y en algunas etapas de mi vida he debatido y me he quejado contra estos retos.

La Biblia Abierta tiene una historia increíble de mujeres que han servido y liderado en nuestro movimiento, tanto en Estados Unidos como en el extranjero. Este respaldo a las mujeres en el ministerio refleja el que encontramos tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamentos, así como en los inicios del movimiento pentecostal. Vemos la evidencia del llamado de Dios en las vidas de mujeres santas como Mardell LeLaCheur y Ruth Bryan, en las que ministran en el mundo de los negocios como Kwabea Francis, y en aquellas que están expandiendo el Reino de Dios en el extranjero como Soukham Khanthavixay. Este número de El Mensaje de la Biblia Abierta incluye las historias de muchas de estas mujeres increíbles, así como recursos para abordar la falta de mujeres en el liderazgo ministerial aún presente en muchas de nuestras iglesias. 

Si le preguntan a Nora, mi hija de doce años, qué quiere ser cuando sea mayor, responderá de dos maneras. Dependiendo del día, te dirá que quiere ser pastora o astronauta (un amigo ha creado un nuevo término para su futura carrera: «Pastronauta»). Estoy muy agradecida de que Nora forme parte de una iglesia y un movimiento que la ayudarán a volar, en forma independiente de la carrera que elija. Como dice la declaración oficial en el manual de la Biblia Abierta sobre las mujeres en el ministerio y el liderazgo: «Hemos sido bendecidos por el ministerio y el liderazgo de las mujeres, y estamos comprometidos a honrar y luchar por estas mujeres» (p. 92). Continuemos defendiendo y abriendo puertas a mujeres y hombres por igual mientras trabajamos hombro a hombro para llevar a Jesús al mundo.  


Sobre la autora

Hannah Bemis

Hannah Bemis en la actualidad trabaja como editora y directora de El Mensaje de la Biblia Abierta. Siempre quiso hacer muchísimas cosas cuando fuera mayor, y Dios le ha permitido realizar la mayoría de ellas en diferentes etapas de su vida. Después de dedicarse a la crianza de los hijos, la enseñanza, la escritura y el trabajo pastoral, la aventura más reciente de Hannah y de su esposo Jordan ha sido la plantación de la iglesia College Street Church en Newberg, Oregón. Su pasión, además de Jesús y de todos sus seres queridos, la dedica en forma proporcional a la pizza y al chocolate negro. 

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Una carrera bien corrida: La vida y la fe de Ruth Ellen Bryan

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Un rayo cayó sobre el granero y éste ardió en llamas. Zell, cuyo nombre completo es John Lazelle Musgrove, miró a su hija Ruth Ellen y le aseguró que todo iba a salir bien. «Dios cuidará de nosotros», dijo. 

Ruth nació en una amplia granja del condado de Putnam, Missouri. Su infancia se vio interrumpida por la muerte de su madre cuando sólo tenía doce años, lo que hizo que su padre tuviera que criarla. Zell era un profesor muy respetado, un hombre gentil y amable con un seco sentido del humor. Ruth creció en un hogar donde su padre tenía devocionales diarios. Él le inculcó el amor por la Palabra de Dios, que produce confianza y fortaleza en el cuidado y la provisión de Dios. Isaías 30:15 dice: «En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza.» (RVR1960), y estas cualidades se reflejaron en el comportamiento y la perspectiva de Ruth a lo largo de su vida. 

Ruth con su uniforme de baloncesto de la escuela secundaria sosteniendo el balón del campeonato de ese año.

Después de graduarse de la escuela secundaria, Ruth trabajó como auxiliar de enfermería durante un par de años antes de asistir a Open Bible College (Seminario de la Biblia Abierta) en Des Moines, Iowa. Un verano durante sus estudios, Ruth tuvo la oportunidad de ir a Kentucky a dar clases de Biblia. Pero tenía un solo problema, no tenía los medios para viajar. Un compañero de clase, Don Bryan, también tuvo la oportunidad de ministrar en Kentucky… ¡y él tenía un automóvil! Una vez más, Ruth vio el cuidado de Dios por ella; Él proveyó un camino. Poco sabía que el viaje a Kentucky sería el comienzo de una relación que llevaría a un matrimonio que duraría setenta y un años. 

Ruth el día de su boda.

Después de que Don y Ruth contrajeran matrimonio, pastorearon una iglesia en Grimes, Iowa, pero Ruth sintió el llamado al campo misionero, específicamente a la India. Don pensó que si se convertía en misionero querría ir a Sudamérica. Una vez más, Dios se ocupó de Ruth. Terminaron sirviendo trece años en la isla de Trinidad. La isla tenía una gran población de indios orientales y estaba a sólo diez millas de la costa de Venezuela, Sudamérica. En los primeros años en Trinidad, Ruth tocaba el piano y formaba parte de un ministerio de oración semanal llamado «Mountain Movers» (Movedores de Montañas), donde se oraba por los enfermos. Durante diez años dio clases semanales para los nuevos creyentes, destinadas a prepararlos para el bautismo en agua y para ser miembros de la Iglesia. También enseñó en la escuela bíblica. 

Isaías 30:15 dice: «En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza.» (RVR1960), y estas cualidades se reflejaron en el comportamiento y la perspectiva de Ruth a lo largo de su vida.

(De izquierda a derecha) Brenda, Ruth sosteniendo al bebé Daniel y Donnie

La vida de Ruth siempre giró alrededor de Jesús y de su familia. Una de sus principales prioridades era cuidar de sus seis hijos (de los que yo soy una). Cinco de los seis nacimos en el campo misionero, y viajar era una parte importante de nuestras vidas. En una ocasión, de camino a Trinidad nuestro avión permaneció en Miami debido a la llegada de un huracán. Cuando nos registramos en el hotel, mamá nos reunió a su alrededor y nos aseguró que todo estaría bien. Esta es una de las muchas veces en que la fe de mamá quedó impresa en la vida de sus hijos. 

Una vez, cuando nuestro padre estaba reparando un neumático pinchado a un lado de la carretera, mamá nos dijo que nos alejáramos lo más posible de la pista. En pocos minutos se produjo un gran accidente justo delante de nosotros, pero nadie resultó herido gracias a sus advertencias. Cuando llegamos a la edad adulta, mamá nos llamaba con frecuencia a uno de nosotros en el momento perfecto, para preguntar qué tal estábamos sin saber el desafío que ese día la vida nos había deparado. Papá la llamaba su «Sra. que sobrepasa a los rubíes», comparándola con la mujer de Proverbios 31: «Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada» (vers. 28, RVR1960). 

El jueves 21 de noviembre de 2024, Ruth corrió directamente a los brazos de Jesús, terminando por fin la carrera que tan bien había corrido.

Los Bryan regresaron a Estados Unidos en el año 1969 para participar en el ministerio del Eugene Bible College, ahora llamado New Hope Christian College. Al igual que su padre, Ruth fue una profesora muy querida y respetada. No sólo enseñaba en el Seminario Bíblico, sino que también hablaba en grupos de mujeres y en conferencias. Más tarde, enseñó una clase semanal de Biblia en la iglesia Calvary Open Bible en Springfield, Oregon. Ruth era conocida por compartir con sus estudiantes historias que mostraban el amor y el cuidado de Dios en su vida. Ellos todavía dan testimonio del impacto perdurable que sus enseñanzas tuvieron en sus propias vidas. 

Ruth y su marido Don

Durante toda su vida, Ruth amó correr y la emoción de participar en una buena carrera; corrió en la escuela secundaria y ganó a menudo. Al principio de su matrimonio, ella y su esposo Don estaban llevando un automóvil a un amigo cuando decidieron hacer una carrera (Ruth ganó). En otra ocasión, en el campo misionero, retó a las otras esposas de misioneros a una carrera a pie en la playa (volvió a ganar). Hace poco, cuando la visitaba, mamá me dijo: «Sabes, todavía puedo correr». En ese momento, mamá tenía noventa y tres años, pero seguía corriendo su carrera, viviendo como nos amonesta Hebreos 12:1-2: «Y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, el precursor y consumador de la fe». (NVI). 

El jueves 21 de noviembre de 2024, Ruth corrió directamente a los brazos de Jesús, terminando por fin la carrera que tan bien había corrido. Su vida impactó a miles de personas al compartir el Evangelio, modeló fe y compasión y proporcionó cuidado a los necesitados. 

Ciertamente ella sobrepasaba con creces a los rubíes, y sus hijos la llamaban bienaventurada. 


Sobre la autora

Brenda R. Stewart

Brenda R. Stewart trabaja como asistente legal/paralegal en un bufete de abogados de Springfield, Oregón. Antes de su empleo actual, trabajó para la administración del Seguro Social durante treinta y un años, terminando su tiempo allí como Gerente Asistente de Distrito de la oficina del centro de Portland, Oregón. Brenda estuvo casada con John M. Stewart durante treinta y nueve años. Ha sido hija de misioneros, hija de predicador y esposa de pastor. Le gusta viajar, pintar con acuarelas, es una ávida lectora y es común encontrarla paseando por los parques locales. A medida que se adapta a la vida como reciente viuda, espera que aquel cuyo nombre es: «Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.» (Isaías 9:6, RVR1960), la guíe en este capítulo de su vida. 

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