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La oración de Jesús: Andar en unidad 

por Pastor Dan Powell 


Siempre que se reúne gente en un mismo lugar, surgen desacuerdos. En muchos casos, estos desacuerdos se convierten en un verdadero conflicto. Estos conflictos causan confusión, lo que puede distraernos de nuestra misión y llevar a la división dentro de la organización. Uno de los desafíos de la iglesia local, una organización con muchas personas diferentes que tienen opiniones e ideas diversas es mantener la unidad. La Biblia es clara al afirmar que Dios no es el autor de la confusión. En el corazón mismo de la desunión está la confusión. En el Nuevo Testamento, Santiago escribe: «Porque donde hay envidias y rivalidades, también hay confusión y toda clase de acciones malvadas» (3: 16, NVI).   

Mantener la unidad en el cuerpo de Cristo no es simplemente un problema de la iglesia moderna. Es un desafío que ya existía en la iglesia del primer siglo. Vemos que el apóstol Pablo desafió a la iglesia de Éfeso con lo siguiente:    

Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz

Efesios 4:1-3, RVR-60

Analicemos qué principios de este pasaje podemos aplicar a nuestras propias vidas mientras procuramos mantener la unidad en nuestras respectivas iglesias locales. 

  1. Debemos mantener una actitud de humildad.
    Una actitud de humildad se mantiene mejor a través de una vida dedicada a la oración. A medida que continuamos perseverando en la oración: orando por el liderazgo de nuestra iglesia, orando por la visión y misión de la iglesia, y orando unos por otros en la iglesia, permitimos que el Espíritu Santo obre en nosotros. Nos permite considerar a los demás, amarlos los unos a los otros tal como Cristo nos llamó a amarnos los unos a otros. Mantener una actitud de humildad a través de una vida inmersa en la oración fomentará un espíritu de unidad en la iglesia local.
  1. Debemos enfocarnos en la visión y misión del cuerpo de Cristo
    Jesús nos encomendó a nosotros, sus discípulos, la tarea de llevar a cabo la Gran Comisión. Cada asamblea local ha recibido su propio y único llamado a hacer su parte para a llevar a cabo esta tarea. A medida que el liderazgo de la iglesia desarrolla, dirige y guía a las personas hacia la visión de la iglesia, cada miembro es llamado a encontrar su lugar en ese cuerpo local para apoyar esa visión. Mientras el liderazgo de la iglesia establece claramente la visión y la misión de la iglesia, facilita el proceso por el cual los individuos del cuerpo local cumplen plenamente el propósito de su vida redentora. Es más fácil mantener la unidad en el cuerpo local si todos van en la misma dirección siguiendo una visión claramente desarrollada. Sin una visión bien establecida, me atrevería a decir que es imposible que la iglesia mantenga la unidad.  
  1. Estamos llamados a cuidar y a llevar las cargas los unos de los otros.
    El fundamento de Pablo sobre la idea de llevar las cargas de los demás viene precisamente del llamado de Jesús a amarnos los unos a los otros: «Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros» (Juan 13:34).  

    Cuando reflexionamos sobre la idea de amarnos los unos a los otros, nos conduce a la unidad. En 1 Corintios 13, el capítulo del «amor”» que suele leerse en las ceremonias nupciales, Pablo describe las características del amor. Todos los adjetivos apuntan al concepto de unidad mientras seguimos el mandato de amarnos los unos a los otros y mantener la unidad en el cuerpo de Cristo.   

    El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta  (1 Corintios 13:4-7, RVR-60). 

    Cuando el objetivo de la asamblea local es mantener la unidad, el amor mutuo debe estar en el centro de todo lo que se hace. Al examinar la definición del amor que da Pablo, todos estos adjetivos apuntan a la humildad, a poner las necesidades de los demás por delante de las propias, a sobrellevar las cargas los unos de los otros. Cuidarse y amarse unos a otros fomenta un espíritu de unidad en el cuerpo local de creyentes.  
  1. El liderazgo debe dirigir desde un espíritu de unidad.
    El conocido autor y orador John Maxwell afirma: «Todo se levanta y cae sobre el liderazgo». Es imposible tener unidad en un cuerpo local de creyentes cuando no hay unidad en el liderazgo. Al principio de mi ministerio, mientras servía como pastor asociado, la iglesia experimentó una temporada en la que su junta directiva estaba dividida en muchos temas importantes, trayendo gran confusión y división dentro del cuerpo local. Antes de que la unidad pueda ser alcanzada y protegida dentro del cuerpo local de creyentes, la desunión dentro del liderazgo debe ser resuelta. Permitir que la desunión siga creciendo dentro del liderazgo traerá confusión y destrucción en la iglesia local. El equipo de liderazgo debe proyectar una visión clara, lidiar con cualquier desunión, y dirigir en unidad y claridad hacia la visión establecida.   

Juan 17:9-13 dice que Jesús oró para que todos los creyentes fueran uno. El versículo 11 dice: Now I am no longer in the world, but these are in the world, and I come to You. Holy Father, keep through Your name those whom You have given Me, that they may be oneY ya no estoy en el mundo; mas estos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros» (RVR-60). Nunca debemos olvidar que la oración de Jesús fue precisamente que anduviéramos en unidad unos con otros. 

Sobre el autor


Desde hace más de veinticinco años, el pastor Dan Powell y su esposa Theresa han sido los pastores principales de Calvary Open Bible en Dayton, Ohio. Dan es también el fundador de Hope4Communities, una red floreciente de personas influyentes que lideran la transformación de la ciudad en todo el Valle de Miami. Obtuvo su maestría en Administración de Empresas en la Universidad de Dayton, una maestría en Teología Práctica en The Kings Seminary y una certificación de contador público en el estado de Ohio. Dan y Theresa llevan casados más de treinta siete años y tienen dos hijos adultos casados y tres nietos.  

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