Connect with us

Spanish

Papá, ¿qué es el sexo?

Published

on

Dad, What's Sex?

por Jordan Valentine

Iba manejando por la carretera con mi hijo mayor, bajo la luz de la luna de California, sin ninguna preocupación en el mundo. No hay nada mejor que esto, sólo un padre y su hijo. Entonces sucedió. En medio del apacible silencio, mi hijo me preguntó: «Papá, ¿qué es el sexo?». 

Hice lo que cualquier padre en su sano juicio haría. Entré en pánico, abrí la puerta de mi automóvil y salté fuera. Está bien, inventé la última parte, pero quizá usted también haya deseado poder escapar de forma rápida a las preguntas de sus hijos. Realmente, huir puede parecer la alternativa más adecuada que tener este tipo de conversación. La mayoría de la gente puede suponer que soy un adulto maduro, pero me siento incompetente hasta escribir palabras como «sexo» y «pornografía». Puede que incluso, usted se pregunte: «¿Por qué este bribón utiliza un lenguaje tan descabellado? Es simplemente un grosero». (Si es así, usted es una persona formal de los años 1600). 

La familia Valentine

Si nuestros hijos no aprenden sobre el sexo con nosotros, lo harán con el mundo. Lo aprenderán de sus amigos, de sus escuelas, de la cultura que les rodea, o de las pantallas cuando nadie les está mirando. La idea de hablar con sus hijos acerca del sexo puede hacerle sentir incómodo. Como pastor de jóvenes traté con padres que luchaban con esta conversación debido a sus errores sexuales del pasado. Algunos padres se sentían como hipócritas por enseñar a sus hijos a hacer algo que ellos mismos no hicieron. Así que, en lugar de eso, dejaban a sus hijos sin orientación en un mundo minado de mentiras acerca del sexo. Otros padres intentarían evitar que sus hijos cometieran los mismos errores que ellos, vistiéndolos con un cinturón de castidad de reglas. Estos hijos se avergonzarían o se enfadarían con sus padres y luego explorarían un mundo sexual accesible cuando sus padres no estuvieran mirando. Cualquiera de los dos escenarios lleva a los hijos a encontrar respuestas importantes en otra parte.  

Este creciente problema de comunicación lleva a la Generación Z a la pornografía. Para ellos es natural experimentar la vida a través de la pantalla. El promedio de la Generación Z pasa tanto tiempo en una pantalla como muchas personas en sus trabajos a tiempo completo. Según Barna*, más de 25% está frente a una pantalla más de 56 horas a la semana. A diferencia de las generaciones anteriores, no utilizan las redes sociales sólo para conservar a sus amigos; sino que buscan nuevas amistades y nuevas experiencias, no en persona, sino a través de las pantallas. Sin una dirección saludable, caen con gran facilidad en la lujuria del sexo digital. Esto puede llevar a la vergüenza y al miedo, y en última instancia, robará a nuestros hijos lo mejor de Dios para ellos.  

Si nuestros hijos no aprenden sobre el sexo con nosotros, lo harán con el mundo.

No soy un psicólogo profesional, soy sólo un padre que intenta mejorar cada día su labor. No obstante, voy a darle algunos consejos sobre cómo entablar conversaciones abiertas y sinceras sobre el sexo y la pornografía con sus hijos. Estas conversaciones ayudarán a sus hijos a tener una visión más sana del sexo y a protegerse de las mentiras de la pornografía. 

Sólo unas notas para repasar antes de empezar. En primer lugar, Dios nos hizo seres sexuales. Es parte de lo que somos, pero no es nuestra identidad principal. Dios hizo esto a propósito. (Sus hijos no son anormales si desean el sexo.) El diseño de Dios es perfecto. Él declaró que el sexo es bueno, lo que significa que cuando Dios lo diseñó y cuando lo ejecutamos de acuerdo con su diseño, es bueno. Adán y Eva no sintieron ninguna vergüenza en la forma en que Dios los creó y los unió. Segundo, Satanás es un mentiroso. Utilizó sus mentiras para engañar a Adán y Eva. Intentó engañar a Jesús y fracasó. Sus ataques hacia nosotros y hacia nuestros hijos saldrán de sus labios mentirosos. Él intentará engañarles acerca del sexo y la pornografía. Esto se puede ver en nuestra cultura. Aunque Dios nos hizo seres sexuales como parte de nuestra identidad, ahora la sexualidad es aparentemente sinónimo de nuestra identidad.  

A continuación, tres consejos que le ayudarán a entablar conversaciones francas sobre el sexo con tus hijos. 

  1. Sólo responda a lo que le pregunten.
    • Mis padres me dieron este gran consejo que tomaron prestado de uno de sus profesores. Simplifica las preguntas más difíciles de responder que nos hacen nuestros hijos. A veces, cuando nuestros hijos nos preguntan acerca del sexo, pensamos que tenemos que soltar todos nuestros conocimientos en sus cerebros infantiles. (Yo soy culpable de ello). En lugar de eso, basta con responder a la pregunta que nos hacen. Si hacen otra pregunta, contéstela. Deje que sean ellos quienes determinen cuánta información pueden manejar y no de por sentado que necesitan más de lo que preguntan. Se puede ser prudente, utilizando palabras adecuadas a la edad. (No queremos empujarles a entrar en temas maduros en los que aún no han pensado o escuchado). Tampoco queremos que vean estas conversaciones con nosotros como algo inapropiado o vergonzoso. Dentro de nuestra cultura actual, es más que probable que nuestros hijos estén expuestos a la pornografía. En tiempos pasados había que ir a una tienda sórdida para acceder a la pornografía; ahora está disponible en cualquier bolsillo. Si nuestros hijos se sienten libres de acudir a nosotros, podemos ayudarles a evitar el secreto y la vergüenza. 
  1. Consulte con ellos.
    • A veces es posible que no hagan preguntas. Es entonces cuando hay que ser proactivo y abrir la conversación. Puede que no estén preparados para hablar en ese momento. (Seamos realistas, los niños suelen preguntar cuando es más inoportuno, seguro que lo hacen a propósito). El hecho de que usted les pregunte les permite saber que tienen acceso abierto a cualquier información por la que sientan curiosidad. Les quitará el secretismo y el miedo que el enemigo puede utilizar contra ellos. 
  1. Destaque la bendición del diseño de Dios.
    • Cada conversación se convierte en una oportunidad para guiar a nuestros hijos hacia el inmenso amor y la bondad de Dios. Deuteronomio 6 nos da un gran recordatorio como padres para ser diligentes en enseñar a nuestros hijos a amar a Dios, y desde ese amor, seguir sus mandamientos. En un aspecto que puede dañar tanto a nuestro hijo, debemos ser diligentes en señalarles hacia Dios y a la felicidad que pueden experimentar a través de su diseño. Cada conversación que puede resultar incómoda y desagradable se convierte en una oportunidad para que sus hijos vean la belleza de cómo Dios hizo del sexo una parte especial de sus vidas. Este enfoque no sólo aumentará el deseo por hacer las cosas a la manera de Dios, sino que también incrementará el amor por Dios a medida que vean su fidelidad. Recuerde, no estamos enseñando a nuestros hijos que todos sus sueños locos se harán realidad cuando encuentren a su cónyuge. Eso establecería expectativas poco realistas que llevarían a la frustración. Lo que hacemos es decirles que la manera de Dios es siempre la mejor. Tanto en las épocas buenas como en las malas, el camino de Dios está lleno de paz. Eso es cierto en todas las esferas de la vida, ya sean las relaciones, las finanzas (un saludo a Dave Ramsey), la crianza de los hijos o el sexo.   

No hay una lista exhaustiva e infalible sobre cómo criar a un niño para que nunca vea pornografía, pero su voz constante puede guiarlos hacia la libertad. Es importante ser esa voz firme que señala la belleza y el gozo del diseño de Dios para el sexo, en un mundo que constantemente tergiversará y pervertirá el sexo mientras ellos vivan. 

*Gen Z: The Culture, Beliefs and Motivations Shaping the Next Generation (Gen Z: La cultura, las creencias y las motivaciones que conforman la próxima generación). El Grupo Barna y el Impact Institute 360. 22 de enero de 2018 

Sobre el autor

Jordan Valentine

Josh Valentine está casado con una mujer increíble, Mia, que tolera todo su sarcasmo. Es padre de tres niños salvajes: John, Jedidiah y Thaddeus. Ha sido pastor de jóvenes durante más de diez años y ahora tiene el honor de ser el pastor principal de Journey Church de La Biblia Abierta en Antioch, California. 

Spanish

Mi viaje: En tiempos de guerra, hallé el refugio de Dios.

Published

on

Vivir y servir en un país extranjero implica adaptarse a nuevas culturas, idiomas y diversas situaciones. Durante mis treinta años como misionera, me he enfrentado a estos desafíos en múltiples países e idiomas. Sin embargo, ninguna de mis experiencias pudo haberme preparado para enfrentarme a la realidad de la guerra: Su impacto en la vida, el ministerio y la fe. 

Llevaba trece años viviendo a tiempo completo en Ucrania cuando se produjo la invasión inicial en 2014. Aunque el conflicto me aterrorizaba, me resultaba algo lejano; con el tiempo, aprendí a navegar entre el estrés de la amenaza de la violencia y la incertidumbre que parecía continuar en todas partes. Pero todo cambió el 23 de febrero de 2022, con la invasión masiva. Ucrania entró en un capítulo oscuro con un futuro incierto, y yo también.

… todo cambió el 23 de febrero de 2022, con la invasión a gran escala. Ucrania entró en un capítulo oscuro con un futuro incognoscible, y yo también

Los primeros meses de la guerra los pasé en Estados Unidos. Aunque estaba físicamente «a salvo», mi corazón seguía en Ucrania. Quería estar con la comunidad de INSTE, los vecinos y otros seres queridos que se habían convertido en mi familia, no sólo por mi amor y preocupación por ellos, sino porque hay poder en estar físicamente presente; hay un poderoso ministerio de simplemente estar con otros en su sufrimiento. Al igual que Dios promete en el Salmo 91:15 (NVI), «Yo estaré con él en la angustia», me sentí obligada a personificar esa presencia para los ucranianos.

Regresar a Ucrania en octubre de 2022 significó enfrentar una nueva e inquietante realidad. Las sirenas antiaéreas, los ataques con misiles y los drones armados forman parte de la vida cotidiana. El Salmo 91:5 promete: «No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día» (NTV), pero aun vivir esta realidad presenta un desafío. En 2024, los cielos ucranianos fueron invadidos de drones de ataque o misiles cada día y cada noche. El temor es una respuesta natural al peligro, pero la valentía consiste en confiar en Dios a pesar del miedo. Para mí, dar un paso adelante, aunque se me haga un nudo en la garganta, es un acto de fe.

Uno de los muchos edificios bombardeados por las fuerzas rusas.

Me sostiene la promesa del Salmo 91 que dice que Dios estará «con nosotros en la angustia», me ayuda a reconciliar la tensión entre “no temer” y “hacer las cosas con temor”». El temor no nos incapacita para obedecer; a menudo es el lugar donde encontramos la voluntad de Dios y experimentamos Su presencia de manera profunda.

Mi ministerio principal siempre ha sido equipar líderes a través de INSTE Global Bible College, pero mi enfoque ha cambiado durante la guerra. En esta temporada el Señor me ha permitido atender a las necesidades humanitarias de los ucranianos con la ayuda de los patrocinadores de la Biblia Abierta y una amplia red de amigos y socios del ministerio. Por ejemplo, hemos provisto baterías y lámparas a los adolescentes huérfanos que viven independientes para pasar las largas noches sin electricidad.

Manual de PTSD traducido y distribuido a los ucranianos

En otras ocasiones, hemos comprado medicinas para vecinos enfermos y ayudado a ancianos a pagar tratamientos médicos. Hemos enviado ayuda económica, ropa y nuestra oración a los que están en primera línea. También hemos traducido, impreso y distribuido miles de folletos sobre cómo lidiar con el trastorno de estrés postraumático (TEPT).

Mientras que otros proporcionan ayuda humanitaria a gran escala, mi papel consiste en realizar pequeños actos de bondad. En el mercado, busco «la ayuda del Espíritu Santo» y encuentro a abuelas en apuros a las que ayudo con dinero para comida, las bendigo y les recuerdo que Dios ve su necesidad. Cada una de estas pequeñas acciones sirve como recordatorio tangible del amor y la luz de Dios en tiempos difíciles.

Las víctimas de la guerra son numerosas. Los problemas cotidianos son la inseguridad alimentaria, la interrupción de los sistemas educativos y la falta de electricidad. Las familias se han visto desplazadas y desintegradas; algunas tienen hijos que asisten a la escuela en otros países, otras tienen familiares en el frente, desaparecidos en combate, prisioneros de guerra o en una tumba. Comunidades destrozadas y el curso de muchas vidas alterado para siempre. A lo largo de los años hemos tenido miles de estudiantes de INSTE en toda Ucrania, muchas de cuyas vidas han cambiado drásticamente a causa de esta guerra.

Soy testigo de una resiliencia increíble en los defensores que son superados en número y armas en las líneas del frente, en las madres que mantienen unidas a las familias y en los niños que atraviesan pérdidas inimaginables.

A pesar de esto, soy testigo de la increíble resiliencia de quienes combaten en primera línea, que están en minoría y tienen menos armamento, de las madres que mantienen unidas a sus familias y de los niños que afrontan pérdidas inimaginables, incluida una infancia normal. Su fortaleza refleja la verdad de que Dios no les ha abandonado. En sus historias veo destellos de esperanza, recordatorios de que incluso en los momentos más oscuros brilla la luz. Su resiliencia me inspira.

Ha sido difícil afrontar la captura de mi ahijado Max, un soldado de diecinueve años, por parte de las fuerzas enemigas. El dolor de no saber nada de él es inmenso. Pedimos por su alma. Todos los ucranianos tienen su «Max», alguien cuyo futuro desconocido provoca un dolor insoportable.

A medida que reflexiono sobre estos años de guerra, me doy cuenta de lo mucho que ha transformado mi vida, mi comprensión de la compasión y mi fe. La guerra me ha sometido a pruebas que no esperaba, pero también ha fortalecido mi fe.

El Salmo 91 sigue siendo un consuelo para mí: no una promesa de un camino fácil, sino de la presencia de Dios. Es en su refugio donde hallo fuerza para ministrar y para creer en sus promesas. Y es ahí, incluso en tiempos de guerra, donde he encontrado el refugio de Dios


Sobre la autora

Tammy Swailes

Tammy Swailes es una apasionada de la educación cristiana transcultural, así que trabajar con el Seminario Bíblico INSTE para discipular y equipar a líderes en toda Europa y más allá es una gran oportunidad. Tammy lleva viviendo en Europa desde 1999, primero en Hungría y ahora en Ucrania. Anteriormente, vivió en Japón y en Spokane, Washington. En la actualidad, Tammy trabaja como directora regional de INSTE en Europa, donde coordina los programas de INSTE en cinco idiomas. Tammy es licenciada en Misiones y Educación Cristiana, y tiene un máster en Estudios Interculturales. Entre sus aficiones favoritas se encuentran la fotografía, el buen café, las experiencias multiculturales y el perrito yorkshire de la familia.

Continue Reading

Spanish

Vivir como enviados: Ver y suplir las necesidades de los que nos rodean.

Published

on

«…Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes» (Juan 20:21, NTV).

En este número de El Mensaje de la Biblia Abierta descubrirá algunas historias maravillosas de cómo Dios está utilizando a gente común y corriente para tocar y transformar vidas y comunidades. Leerá cómo la gente está abriendo sus ojos y sus corazones para mostrar y compartir el amor de Jesús al «vivir como enviados». 

Durante mis primeros años de ministerio, escuché una frase del conocido pastor Tommy Barnett que nunca olvidé: «El ministerio consiste en ver una necesidad y suplirla». La definición que daba del ministerio era sencilla, pero profunda.  

Los miembros de Life Church sirven a la comunidad durante el domingo iServe.

Aunque quizá este enfoque resulte simplista, se me quedó grabado, tal vez porque resume gran parte de lo que vemos hacer a Jesús en su ministerio. Las Escrituras nos dicen que «Jesús anduvo haciendo el bien y sanando a todos los que eran oprimidos por el diablo» (Hechos 10:38, NTV), y que «no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.» (Marcos 10:45, RVR-1960). 

La cita de Barnett también nos ayuda a ver el ministerio como algo más cercano, práctico y accesible para todos los seguidores de Jesucristo. Elimina la percepción de que el ministerio es algo que solo hacen los pastores, los «super cristianos» o unos cuantos elegidos. Transmite una comprensión bíblica de lo que cada persona puede hacer para compartir el amor de Cristo con los demás.

Por último, esta cita lo sitúa fuera de las paredes de la iglesia. El ministerio no se limita a un lugar concreto o a un grupo específico de personas, sino que ocurre tanto dentro como fuera de la iglesia.

 

En nuestra declaración de visión se encuentra el valor central de la misión: llegar a quienes están separados de Cristo, multiplicar a los discípulos que están creciendo y formar a otros discípulos movilizándolos para que sirvan y utilicen sus dones tanto dentro como fuera de las paredes de la iglesia.

Amo la iglesia y durante más de treinta años he servido y dirigido en ella. Concuerdo en que ella es la esperanza del mundo. No obstante, nuestro objetivo no es solo asistir a la iglesia, sino ser la iglesia (como dice el refrán). Nuestro objetivo es vivir la misión del Reino en nuestras vidas.

En la iglesia Life Church de Concord, California, donde fui pastor durante muchos años, intentamos dar prioridad a este aspecto. Enseñamos a nuestra familia, la congregación, a ser misioneros en sus comunidades y en los lugares donde tenían influencia. 

Cientos de niños aprenden y responden a Jesús en Life Church.

«Summerfest» era una de nuestras actividades favoritas del año. Este campamento ofrecía una semana entera de actividades gratuitas a los niños de la zona. En un área donde las familias con dos ingresos se esfuerzan por subsistir, ofrecimos un lugar donde los niños pudieran divertirse, recibir atención por parte de docenas de voluntarios y experimentar el amor de Dios. Cada año, este sencillo campamento bendecía a cientos de familias. Ese acto de servicio preparó los corazones para recibir las Buenas Nuevas. 

Un alcance no consiste solo en satisfacer las necesidades físicas y emocionales, sino también las espirituales. Se trata de establecer relaciones, crear confianza y brindar a las personas la oportunidad de experimentar el poder transformador del amor de Dios. Cuando servimos a los demás, reflejamos el corazón de Cristo, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos. 

Cuando cambiamos nuestro enfoque de esperar el próximo alcance liderado por la iglesia a involucrarnos personalmente con quienes nos rodean, liberamos el potencial para un crecimiento exponencial y “multiplicado” del reino.

Cuando fundamos nuestra iglesia, en mi opinión, se trataba de invertir de forma muy práctica en nuestra comunidad. Mis hijas jugaban al fútbol, así que me ofrecí como entrenador (fui el único padre voluntario, así que me contrataron). Gracias a esa oportunidad, entablé contacto con familias de nuestra comunidad. Uno de los padres futbolistas me preguntó si me interesaría jugar en su equipo de la liga masculina de sóftbol. Al aceptar su invitación, pude conectar con más personas de nuestra comunidad y, en resumen, ese padre rindió su corazón a Jesús y fue una de las primeras personas en ser bautizadas en nuestra iglesia.

Para servir a la gente no siempre se requiere un acto o un programa a gran escala. A veces, basta con una simple conversación, un gesto amable o una oración sincera. Como seguidores de Cristo, tenemos el privilegio de ser Sus manos y pies en nuestro entorno. Cuando dejamos de esperar la próxima campaña de la iglesia y nos centramos en comprometernos personalmente con los que nos rodean, desbloqueamos el potencial de crecimiento exponencial y «multiplicador» del Reino. Podemos compartir la esperanza de Cristo con un amigo a la vez y ver cómo se transforman sus vidas para la gloria de Dios.

Recuerde estas palabras de Jesús: «el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor» (Mateo 20:26, RVR-1960).

Seamos intencionales en nuestro alcance, comprometidos a servir, y fieles en compartir las Buenas Nuevas de Jesucristo.


Sobre el autor

Michael Nortune

Michael Nortune es presidente de las Iglesias de la Biblia Abierta. Ha servido fielmente en la iglesia local durante treinta y cinco años. Desde sus inicios como conserje y jardinero hasta ser el pastor principal de la Iglesia Life Church en Concord (California), Michael ha adquirido experiencia a lo largo de su ministerio en todas las funciones dentro de la iglesia. No sólo tiene experiencia práctica a nivel local, sino que también ha liderado a nivel distrital, regional y nacional dentro de las Iglesias de la Biblia Abierta. Michael y su esposa Julie residen actualmente en Colorado, donde les fascina vivir cerca de cinco de sus seis hijos y sus cónyuges. También disfrutan del tiempo que pasan con su otra hija, que vive en Alabama, y con su primer (pero no último) nieto.

Continue Reading

Spanish

Cuando la Iglesia se mudó al barrio: Lecciones de amor y misión

Published

on

En 2020, cuando Dios nos llamó a mi esposa, Tammie, y a mí para iniciar la Iglesia Green Branch, sabíamos que Él nos estaba guiando para hacer las cosas de manera diferente a como solíamos hacerlo. No nos pidió que fuéramos innovadores o creativos. No nos pidió que investigáramos las últimas tendencias en la plantación de iglesias ni que analizáramos algoritmos innovadores en las redes sociales. Dios simplemente nos pidió que fuéramos obedientes y que le siguiéramos paso a paso. En Mateo 16:18, Jesús les dijo a sus discípulos: «… edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella» (RVR-60). Decidimos creerle y seguir Su ejemplo.   

Al comienzo de la plantación de Green Branch, nos reuníamos semanalmente en la casa de un líder, disfrutábamos de una comida increíble y vivíamos en comunidad con las personas a las que queríamos. Teníamos increíbles debates bíblicos e invertíamos en las vidas de los demás. ¿Ya mencioné la comida? Amábamos a Dios con todo nuestro corazón, alma, mente y estómago). Pero había un problema. Pasábamos tanto tiempo con otros cristianos que no teníamos espacio en nuestras vidas para alcanzar a nuestros vecinos.  

Otra reunión dominical de la Iglesia Green Branch

Dedicábamos tanto tiempo y energía a cumplir el primer gran mandamiento que pasábamos por alto el segundo. De hecho, no estábamos amando de verdad a nuestro prójimo. Nos agradaban, pero no los amábamos. Saludábamos a nuestros vecinos, éramos educados con ellos, les hablábamos amablemente y los invitábamos a la iglesia, pero nada de eso era amor. Literalmente pasábamos de largo por las cuarenta y seis casas de nuestro vecindario para formar parte de una comunidad de seguidores de Cristo en otra parte de la ciudad. El Espíritu Santo nos dijo que dejáramos de hacer tantas cosas de la iglesia y volviéramos a nuestro vecindario. 

Tammie y yo hemos ido a la iglesia toda nuestra vida. Hemos tomado clases de evangelismo, leído libros, escuchado pódcast y disfrutado de cientos de sermones sobre cómo alcanzar a los perdidos. Pero todo este conocimiento no consiguió que nos afectara en fomentar el amor de Dios por nuestro prójimo. Experimentábamos la tensión que se produce entre elaborar programas para ayudar a los cristianos a llegar a las personas y hacerlo de verdad. A menudo es fácil ver a las personas como proyectos.    Lo primero que hizo Dios para ayudarnos a llegar a nuestro prójimo fue mostrarnos la cruda realidad sobre nosotros mismos. Habíamos interpretado el mandamiento «ama a tu prójimo como a ti mismo» de forma pasiva, en lugar de activa. Esperábamos que fueran ellos los que vinieran a nosotros: que aparecieran en nuestra puerta con una pregunta espiritual, que iniciaran una conversación profunda sobre temas espirituales en el supermercado, o que se presentaran en una reunión de la iglesia. Eso no iba a ocurrir. El Espíritu Santo nos recordó que nosotros éramos el plan «A» de Dios para llegar a nuestros vecinos.

Los miembros de la Iglesia Green Branch comen juntos durante la noche del domingo.

Mientras crecía, mi pastor de jóvenes solía decir: «La mejor manera de deletrear amor es T-I-E-M-P-O». Recordamos ese consejo y empezamos a buscar excusas para pasar tiempo con nuestros vecinos. Nos preguntábamos cómo podíamos amar a nuestros vecinos «como a nosotros mismos». La idea que se nos vino a la mente fue «al mismo tiempo, de la misma manera y en el mismo lugar». ¿Qué cosas podríamos hacer con nuestros vecinos al mismo tiempo, de la misma manera y en el mismo lugar que con nosotros mismos? La respuesta fue ¡COMIDA! Todos tenemos que comer, así que ¿por qué no hacerlo juntos y al mismo tiempo? Empezamos a invitar a nuestros vecinos a cenar a nuestra casa los jueves por la noche. El Señor nos dio dos metas para estas noches de vecinos: amar a nuestros vecinos y disfrutar de una comida deliciosa. 

Lo siguiente que Dios hizo para ayudarnos a alcanzar a nuestros vecinos fue darnos su amor por ellos. Con cada cena se creaban más relaciones y afinidades a medida que avanzaba nuestra historia en común. Las conversaciones espirituales no comenzaron de inmediato. Lo que sucedió fue que fuimos NOSOTROS quienes comenzamos a cambiar. Ese amor esquivo por nuestros vecinos empezó a florecer con cada bocado. Cuanto más tiempo compartíamos, mayor era el amor de Dios en nosotros. Al mismo tiempo, crecía el amor de nuestros vecinos hacia nosotros. El simple hecho de obedecer a Dios había convertido a nuestros vecinos en amigos, ¡y ahora nosotros los amamos!

An outdoor gathering of Green Branch Church members

Orábamos antes de cada cena y le pedíamos a Dios que aumentara el fervor espiritual. Caminábamos por el barrio orando por nuestros amigos cuando pasábamos por sus casas. Fue un proceso lento. No dejábamos de recordarnos a nosotros mismos que éramos responsables de ser fieles y que Dios era responsable de los frutos. Con el tiempo, empezamos a ver los frutos de nuestro esfuerzo.

Nos pidieron que oficiáramos un funeral del padre de uno de nuestros vecinos y amigos. El servicio se ofició en su casa un sábado por la tarde. Fue un momento increíble de amor, dolor y sanidad para la familia. Escuchamos historias sobre su padre y nos unimos a ellos en su dolor. Tuvimos la oportunidad de mostrar el amor de Jesús y explicar el evangelio a las veinte personas que estábamos en la sala de su casa.

Otros amigos nos han pedido que enseñemos a sus hijos sobre Jesús. Personas que antes no pisaban nuestra «Casa de la Biblia» ahora nos piden que oremos en las fiestas del vecindario. El jueves por la noche empezamos a orar por los vecinos que vienen. ¡No puedo esperar a ver lo que Dios va a hacer a lo largo de este año!

A través del segundo mandamiento más importante, Dios transformó nuestras vidas. Nuestro campo de misión no cambió; Dios cambió nuestro interior dentro de ese mismo campo. Su llamado para nosotros es sencillo: ama a tu prójimo como a ti mismo, al mismo tiempo, en el mismo lugar.


Sobre el autor

Davy Saunders

Davy y Tammie Saunders fundaron la iglesia Green Branch en 2022, una pequeña iglesia en la comunidad. Ambos se dedican a hacer discípulos, edificar comunidades y unirse a Jesús en su misión. Viven y ministran en Williamsburg, Virginia, donde Tammie es enfermera coordinadora de servicios de recursos renales y Davy es pastor y es también techador. Llevan treinta y cinco años de casados y tienen dos hijos adultos y dos nietos maravillosos.

Continue Reading

Follow Us

Subscribe to the Message